C. Cardaillac MD , C. Gordeeff MD , A. Gilbert MD , M. Degez (MD) , T. Thubert MD, PhD
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El prolapso de la pared vaginal anterior, o cistocele, es la forma más frecuente de prolapso vaginal. Su diagnóstico es clínico y la anamnesis es una etapa fundamental en la que se deben tener en cuenta el conjunto de los síntomas asociados al prolapso, el impacto sobre la calidad de vida, así como las expectativas y deseos de la paciente. Cuando en la exploración pélvica se confirma un prolapso del compartimento anterior sintomático, no son necesarias de rutina las pruebas de imagen. En caso de prolapso poco grave (estadios I o II de la escala Pelvic Organ Prolapse Quantifications (POP-Q) sintomáticos, están indicados de entrada la fisioterapia y el uso de pesarios. En caso de rechazo o fracaso de los tratamientos no quirúrgicos, se puede proponer una intervención quirúrgica. El objetivo de la cirugía consiste en reestablecer una anatomía normal con el fin de reducir los síntomas relacionados con el prolapso. La técnica quirúrgica debe decidirse de acuerdo con la paciente en función de la importancia del prolapso, sus características anatómicas y la experiencia del cirujano. La vía de acceso de esta cirugía puede ser vaginal o abdominal, con o sin colocación de prótesis. La colporrafia anterior por vía vaginal y la promontofijación por vía laparoscópica son las dos principales técnicas empleadas.