J. Montmayeur Praticien hospitalier, A.-M. Lazarescu Assistant spécialiste, G. Orliaguet Professeur des Universités, praticien hospitalier
{"title":"儿童严重创伤","authors":"J. Montmayeur Praticien hospitalier, A.-M. Lazarescu Assistant spécialiste, G. Orliaguet Professeur des Universités, praticien hospitalier","doi":"10.1016/S1245-1789(23)48519-8","DOIUrl":null,"url":null,"abstract":"<div><p>Los traumatismos pediátricos graves representan un tercio de la mortalidad infantil y la primera causa de mortalidad en mayores de 1 año. Se encuentra un traumatismo craneoencefálico grave en el 80-90% de los niños con traumatismos graves y es responsable del 50% de la mortalidad. Las primeras horas posteriores al accidente son primordiales: las mayores probabilidades de supervivencia se obtienen cuando estos pacientes reciben unos cuidados óptimos rápidamente después del traumatismo. El tratamiento de un niño con un politraumatismo consta tanto de la evaluación como del tratamiento de los compromisos vitales inmediatos. La dificultad ventilatoria es común y la intubación orotraqueal tiene indicaciones amplias. El shock hemorrágico es la principal causa de compromiso circulatorio y puede dar lugar a la tríada mortal que asocia hipotermia, acidosis y coagulopatía. Su tratamiento requiere la implementación de una estrategia de control lesional, que incluya el control de las hemorragias exteriorizadas, la lucha contra la hipotermia, un llenado vascular razonado que limite la hemodilución con el uso precoz de vasoconstrictores para mantener las presiones de perfusión (la hipotensión permisiva está contraindicada en los niños) y la administración de ácido tranexámico. Por último, el tratamiento del compromiso neurológico asocia como mínimo el mantenimiento de una normoxia, de una normocapnia y de una presión de perfusión cerebral suficiente para la edad. Además de las pruebas de laboratorio, las exploraciones al ingreso consisten en una ecografía Doppler transcraneal y una ecografía FAST <em>(focused assessment with sonography for trauma),</em> seguidas de una tomografía computarizada (TC) corporal total cuando el paciente esté estable. Estas exploraciones se dirigen a obtener una evaluación lesional lo más precisa posible para adaptar mejor el tratamiento (quirúrgico o no), antes del ingreso en reanimación pediátrica. Los mejores resultados en términos de morbimortalidad se obtienen cuando estos niños reciben un tratamiento multidisciplinario en un centro especializado de tipo centro de traumatismos pediátrico o con competencias pediátricas, con protocolos de cuidados validados.</p></div>","PeriodicalId":72894,"journal":{"name":"EMC. 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Los traumatismos pediátricos graves representan un tercio de la mortalidad infantil y la primera causa de mortalidad en mayores de 1 año. Se encuentra un traumatismo craneoencefálico grave en el 80-90% de los niños con traumatismos graves y es responsable del 50% de la mortalidad. Las primeras horas posteriores al accidente son primordiales: las mayores probabilidades de supervivencia se obtienen cuando estos pacientes reciben unos cuidados óptimos rápidamente después del traumatismo. El tratamiento de un niño con un politraumatismo consta tanto de la evaluación como del tratamiento de los compromisos vitales inmediatos. La dificultad ventilatoria es común y la intubación orotraqueal tiene indicaciones amplias. El shock hemorrágico es la principal causa de compromiso circulatorio y puede dar lugar a la tríada mortal que asocia hipotermia, acidosis y coagulopatía. Su tratamiento requiere la implementación de una estrategia de control lesional, que incluya el control de las hemorragias exteriorizadas, la lucha contra la hipotermia, un llenado vascular razonado que limite la hemodilución con el uso precoz de vasoconstrictores para mantener las presiones de perfusión (la hipotensión permisiva está contraindicada en los niños) y la administración de ácido tranexámico. Por último, el tratamiento del compromiso neurológico asocia como mínimo el mantenimiento de una normoxia, de una normocapnia y de una presión de perfusión cerebral suficiente para la edad. Además de las pruebas de laboratorio, las exploraciones al ingreso consisten en una ecografía Doppler transcraneal y una ecografía FAST (focused assessment with sonography for trauma), seguidas de una tomografía computarizada (TC) corporal total cuando el paciente esté estable. Estas exploraciones se dirigen a obtener una evaluación lesional lo más precisa posible para adaptar mejor el tratamiento (quirúrgico o no), antes del ingreso en reanimación pediátrica. Los mejores resultados en términos de morbimortalidad se obtienen cuando estos niños reciben un tratamiento multidisciplinario en un centro especializado de tipo centro de traumatismos pediátrico o con competencias pediátricas, con protocolos de cuidados validados.