{"title":"寻找中心。第二部分","authors":"Antoni Remesar","doi":"10.1344/waterfront2022.64.2.01","DOIUrl":null,"url":null,"abstract":"En el capítulo anterior de esta serie (Remesar 2021) analizamos cómo a lo largo del tiempo, la complejidad funcional y social que van adquiriendo las ciudades se traducen en una tendencia a la policentralidad. Si en unos momentos ‘el centro’ concentraba las funciones vinculadas al poder – mundano y religioso- y a la economía, desde la Baja Edad Media podemos observar una tendencia a la policentralidad marcada por la segregación del centro económico y social – en el contexto de la aparición de la burguesía comercial y de la estructura gremial de la producción- de los centros del poder religioso y/o político. Las ciudades comerciales – buena parte de ellas portuarias- segregarán el centro de comercial del centro religioso, pero dado su fuero de ‘ciudades libres’ este centro comercial se mantendrá unido al centro de decisiones políticas locales. La plaza central de la ciudad (ciudades del Norte de Europa e Italia) o el espacio de ribera, en el caso de ciudades portuarias como Nápoles o Lisboa, se convertirá en el ‘centro’ de la ciudad. Como veremos en esta entrega, la multiplicación de centros tomará una particular forma en el caso de Lisboa, cuando el centro político-administrativo ‘del Rei’ va a ubicarse en el espacio del centro económico y comercial, desgajándose del centro religioso. Este movimiento de centros supone tanto una reorganización física de los antiguos centros – con prácticas de destrucción creadora- como una construcción de los nuevos centros, con el consiguiente desplazamiento y compartición de los elementos primarios de urbanización (Rossi 1968). En cualquier caso, en una sociedad estructuralmente religiosa, la Iglesia está presente en los nuevos centros con la construcción de monumentos, conventos, iglesias y catedrales. Los modelos de organización de la ciudad, los modelos acerca de la forma de su trazado, provienen tanto de la época clásica -reelaborados por la Escolástica- como de las prácticas vinculadas a los distintos procesos de colonización y asentamiento que se dan en toda Europa, así como de la paulatina introducción del pensamiento Renacentista.","PeriodicalId":41149,"journal":{"name":"On the Waterfront","volume":null,"pages":null},"PeriodicalIF":0.1000,"publicationDate":"2022-02-27","publicationTypes":"Journal Article","fieldsOfStudy":null,"isOpenAccess":false,"openAccessPdf":"","citationCount":"0","resultStr":"{\"title\":\"La búsqueda del centro. Segunda parte\",\"authors\":\"Antoni Remesar\",\"doi\":\"10.1344/waterfront2022.64.2.01\",\"DOIUrl\":null,\"url\":null,\"abstract\":\"En el capítulo anterior de esta serie (Remesar 2021) analizamos cómo a lo largo del tiempo, la complejidad funcional y social que van adquiriendo las ciudades se traducen en una tendencia a la policentralidad. 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En el capítulo anterior de esta serie (Remesar 2021) analizamos cómo a lo largo del tiempo, la complejidad funcional y social que van adquiriendo las ciudades se traducen en una tendencia a la policentralidad. Si en unos momentos ‘el centro’ concentraba las funciones vinculadas al poder – mundano y religioso- y a la economía, desde la Baja Edad Media podemos observar una tendencia a la policentralidad marcada por la segregación del centro económico y social – en el contexto de la aparición de la burguesía comercial y de la estructura gremial de la producción- de los centros del poder religioso y/o político. Las ciudades comerciales – buena parte de ellas portuarias- segregarán el centro de comercial del centro religioso, pero dado su fuero de ‘ciudades libres’ este centro comercial se mantendrá unido al centro de decisiones políticas locales. La plaza central de la ciudad (ciudades del Norte de Europa e Italia) o el espacio de ribera, en el caso de ciudades portuarias como Nápoles o Lisboa, se convertirá en el ‘centro’ de la ciudad. Como veremos en esta entrega, la multiplicación de centros tomará una particular forma en el caso de Lisboa, cuando el centro político-administrativo ‘del Rei’ va a ubicarse en el espacio del centro económico y comercial, desgajándose del centro religioso. Este movimiento de centros supone tanto una reorganización física de los antiguos centros – con prácticas de destrucción creadora- como una construcción de los nuevos centros, con el consiguiente desplazamiento y compartición de los elementos primarios de urbanización (Rossi 1968). En cualquier caso, en una sociedad estructuralmente religiosa, la Iglesia está presente en los nuevos centros con la construcción de monumentos, conventos, iglesias y catedrales. Los modelos de organización de la ciudad, los modelos acerca de la forma de su trazado, provienen tanto de la época clásica -reelaborados por la Escolástica- como de las prácticas vinculadas a los distintos procesos de colonización y asentamiento que se dan en toda Europa, así como de la paulatina introducción del pensamiento Renacentista.