La sinodalidad vienen del Espíritu: hacia una vida cristiana fiel al Espíritu

El presente artículo de reflexión pretende dar a conocer como la sinodalidad proviene de la acción del Espíritu Santo en nosotros. La vida cristiana está llamada por el Espíritu a recuperar el sentido del seguimiento de Jesucristo. Dejarnos llevar y transformar por el Espíritu desde su acción fiel y creativa como Iglesia nos lleva a hacer realidad la sinodalidad, constitutivo vital eclesial ya presente en la vivencia de las comunidades primigenias de lo cual las epístolas dan testimonio.Es la acción del Espíritu la que hace posible una iglesia en salida, en actitud profética de ir de dentro hacia fuera, de abajo hacia arriba, capaz de leer los signos de los tiempos. La acción del Espíritu en nosotros nos hace hombres y mujeres de oración, iglesia orante en búsqueda de la voluntad de Dios. Es el Espíritu el que nos hace capaces de escuchar con el corazón, el arte de saber escuchar incluso lo diverso y plural, la voz de la crítica y la oposición. Salir al encuentro, dejarnos encontrar, estar allí para el encuentro, todas ellas dinámicas reales de escucha al otro.Es el Espíritu quien nos concede el don del discernimiento. El Espíritu nos hace capaces de saber leer la realidad descubriendo en ella la acción de Dios. La acción del Espíritu en nosotros nos hace estar en actitud de servicio y entrega. Se trata de salir de nosotros hacia los demás cuánto más a favor de los más vulnerables y desprotegidos. Se trata de liberar haciendo real la solidaridad, la justicia y la paz. Examinar nuestro modo de ser como creyentes, desde la acción del Espíritu, nos hace constatar desde nuestra vocación bautismal las características y dimensiones que nos hacen vivir la sinodalidad.