{"title":"时间、经验与死亡","authors":"Alejandro Tomasini Bassols Tomasini Bassols","doi":"10.25247/p1982-999x.2024.v24n2.p127-147","DOIUrl":null,"url":null,"abstract":"Mi punto de partida en este escrito es el deseo de responder a la pregunta de por qué estar muerto durante un día es exactamente lo mismo que estar muerto durante un millón de años. En la primera parte del trabajo me aboco a tratar de explicar en qué consiste concretamente la utilidad del concepto de tiempo. Acto seguido, conecto mis observaciones con un pronunciamiento particularmente relevante e importante del Tractatus, referente a que la muerte no es una vivencia. De manera general, mi punto de vista es que el “tiempo” es ante todo un concepto organizativo, clasificatorio, etc. (como “espacio”), es decir, sirve para poner orden en nuestras experiencias, puesto que permite coordinar el orden o la secuencia de los acontecimientos con mi subjetividad, es decir, con mi perspectiva particular de la realidad. El concepto de tiempo integra lo que a menudo es descrito como “tiempo mental” y como “tiempo físico” o, como en el caso de Wittgenstein, como el “tiempo de la información” y el “tiempo del recuerdo”. Con base en esta dicotomía examino críticamente la concepción sustancialista del tiempo, la cual hace del ‘tiempo’ un nombre, y que desde mi perspectiva queda refutada. Por último, ejemplifico la utilidad del uso del término ‘tiempo’ en el lenguaje coloquial y culmino ofreciendo mi explicación de por qué efectivamente el tiempo no se aplica a los muertos.","PeriodicalId":145419,"journal":{"name":"Revista Ágora Filosófica","volume":"50 5","pages":""},"PeriodicalIF":0.0000,"publicationDate":"2024-05-23","publicationTypes":"Journal Article","fieldsOfStudy":null,"isOpenAccess":false,"openAccessPdf":"","citationCount":"0","resultStr":"{\"title\":\"Tempo, Experiência e Morte\",\"authors\":\"Alejandro Tomasini Bassols Tomasini Bassols\",\"doi\":\"10.25247/p1982-999x.2024.v24n2.p127-147\",\"DOIUrl\":null,\"url\":null,\"abstract\":\"Mi punto de partida en este escrito es el deseo de responder a la pregunta de por qué estar muerto durante un día es exactamente lo mismo que estar muerto durante un millón de años. En la primera parte del trabajo me aboco a tratar de explicar en qué consiste concretamente la utilidad del concepto de tiempo. Acto seguido, conecto mis observaciones con un pronunciamiento particularmente relevante e importante del Tractatus, referente a que la muerte no es una vivencia. De manera general, mi punto de vista es que el “tiempo” es ante todo un concepto organizativo, clasificatorio, etc. (como “espacio”), es decir, sirve para poner orden en nuestras experiencias, puesto que permite coordinar el orden o la secuencia de los acontecimientos con mi subjetividad, es decir, con mi perspectiva particular de la realidad. El concepto de tiempo integra lo que a menudo es descrito como “tiempo mental” y como “tiempo físico” o, como en el caso de Wittgenstein, como el “tiempo de la información” y el “tiempo del recuerdo”. Con base en esta dicotomía examino críticamente la concepción sustancialista del tiempo, la cual hace del ‘tiempo’ un nombre, y que desde mi perspectiva queda refutada. Por último, ejemplifico la utilidad del uso del término ‘tiempo’ en el lenguaje coloquial y culmino ofreciendo mi explicación de por qué efectivamente el tiempo no se aplica a los muertos.\",\"PeriodicalId\":145419,\"journal\":{\"name\":\"Revista Ágora Filosófica\",\"volume\":\"50 5\",\"pages\":\"\"},\"PeriodicalIF\":0.0000,\"publicationDate\":\"2024-05-23\",\"publicationTypes\":\"Journal Article\",\"fieldsOfStudy\":null,\"isOpenAccess\":false,\"openAccessPdf\":\"\",\"citationCount\":\"0\",\"resultStr\":null,\"platform\":\"Semanticscholar\",\"paperid\":null,\"PeriodicalName\":\"Revista Ágora Filosófica\",\"FirstCategoryId\":\"1085\",\"ListUrlMain\":\"https://doi.org/10.25247/p1982-999x.2024.v24n2.p127-147\",\"RegionNum\":0,\"RegionCategory\":null,\"ArticlePicture\":[],\"TitleCN\":null,\"AbstractTextCN\":null,\"PMCID\":null,\"EPubDate\":\"\",\"PubModel\":\"\",\"JCR\":\"\",\"JCRName\":\"\",\"Score\":null,\"Total\":0}","platform":"Semanticscholar","paperid":null,"PeriodicalName":"Revista Ágora Filosófica","FirstCategoryId":"1085","ListUrlMain":"https://doi.org/10.25247/p1982-999x.2024.v24n2.p127-147","RegionNum":0,"RegionCategory":null,"ArticlePicture":[],"TitleCN":null,"AbstractTextCN":null,"PMCID":null,"EPubDate":"","PubModel":"","JCR":"","JCRName":"","Score":null,"Total":0}
Mi punto de partida en este escrito es el deseo de responder a la pregunta de por qué estar muerto durante un día es exactamente lo mismo que estar muerto durante un millón de años. En la primera parte del trabajo me aboco a tratar de explicar en qué consiste concretamente la utilidad del concepto de tiempo. Acto seguido, conecto mis observaciones con un pronunciamiento particularmente relevante e importante del Tractatus, referente a que la muerte no es una vivencia. De manera general, mi punto de vista es que el “tiempo” es ante todo un concepto organizativo, clasificatorio, etc. (como “espacio”), es decir, sirve para poner orden en nuestras experiencias, puesto que permite coordinar el orden o la secuencia de los acontecimientos con mi subjetividad, es decir, con mi perspectiva particular de la realidad. El concepto de tiempo integra lo que a menudo es descrito como “tiempo mental” y como “tiempo físico” o, como en el caso de Wittgenstein, como el “tiempo de la información” y el “tiempo del recuerdo”. Con base en esta dicotomía examino críticamente la concepción sustancialista del tiempo, la cual hace del ‘tiempo’ un nombre, y que desde mi perspectiva queda refutada. Por último, ejemplifico la utilidad del uso del término ‘tiempo’ en el lenguaje coloquial y culmino ofreciendo mi explicación de por qué efectivamente el tiempo no se aplica a los muertos.