M.A. Macher , V. Baudouin , A. Maisin , T. Kwon , M. Peycelon , S. Dahmani , J. Naudin , J. Hogan , G. Deschênes
{"title":"Trasplante renal pediátrico","authors":"M.A. Macher , V. Baudouin , A. Maisin , T. Kwon , M. Peycelon , S. Dahmani , J. Naudin , J. Hogan , G. Deschênes","doi":"10.1016/S1245-1789(22)46105-1","DOIUrl":null,"url":null,"abstract":"<div><p>El trasplante de riñón es el tratamiento de elección para la insuficiencia renal terminal y ofrece la mejor calidad y esperanza de vida. Las contraindicaciones son excepcionales en los niños y este tratamiento debe proponerse y organizarse lo antes posible para limitar o incluso evitar el tiempo de diálisis. Las necesidades en pediatría son muy bajas en comparación con las de los adultos, y los trasplantes pediátricos sólo representan entre el 2-5% de esta actividad en los países en los que las necesidades están cubiertas. Sin embargo, esta población presenta especificidades que justifican su individualización y tratamiento por parte de los equipos pediátricos. Las enfermedades renales primarias son muy diferentes de las de los adultos, por lo que la técnica quirúrgica y el tratamiento anestésico de los niños de menos de 20 kg, en particular cuando el injerto procede de un donante adulto, deben adaptarse y son delicados. El seguimiento posterior al trasplante tiene sus propias particularidades, especialmente respecto a la vigilancia del crecimiento, los problemas de falta de adherencia al tratamiento, que son frecuentes en la adolescencia, y el apoyo en la transición a la edad adulta. En los últimos 25 años se han logrado avances significativos, con una excelente supervivencia de los pacientes, una mejora del crecimiento y una supervivencia del injerto que en la actualidad se sitúa en torno al 85% a 5 años, con una supervivencia media de entre 15-20 años. El acceso a los trasplantes para los lactantes ha aumentado gracias a los progresos en su tratamiento. Sin embargo, todavía hay que avanzar, ya que los tiempos de supervivencia de los injertos siguen siendo insuficientes para esta población joven, que necesitará varios trasplantes a lo largo de su vida, y las dificultades para encontrar un donante compatible son cada vez mayores, debido a la inmunización.</p></div>","PeriodicalId":72894,"journal":{"name":"EMC. Pediatria","volume":"57 1","pages":"Pages 1-17"},"PeriodicalIF":0.0000,"publicationDate":"2022-03-01","publicationTypes":"Journal Article","fieldsOfStudy":null,"isOpenAccess":false,"openAccessPdf":"","citationCount":"0","resultStr":null,"platform":"Semanticscholar","paperid":null,"PeriodicalName":"EMC. Pediatria","FirstCategoryId":"1085","ListUrlMain":"https://www.sciencedirect.com/science/article/pii/S1245178922461051","RegionNum":0,"RegionCategory":null,"ArticlePicture":[],"TitleCN":null,"AbstractTextCN":null,"PMCID":null,"EPubDate":"","PubModel":"","JCR":"","JCRName":"","Score":null,"Total":0}
引用次数: 0
Abstract
El trasplante de riñón es el tratamiento de elección para la insuficiencia renal terminal y ofrece la mejor calidad y esperanza de vida. Las contraindicaciones son excepcionales en los niños y este tratamiento debe proponerse y organizarse lo antes posible para limitar o incluso evitar el tiempo de diálisis. Las necesidades en pediatría son muy bajas en comparación con las de los adultos, y los trasplantes pediátricos sólo representan entre el 2-5% de esta actividad en los países en los que las necesidades están cubiertas. Sin embargo, esta población presenta especificidades que justifican su individualización y tratamiento por parte de los equipos pediátricos. Las enfermedades renales primarias son muy diferentes de las de los adultos, por lo que la técnica quirúrgica y el tratamiento anestésico de los niños de menos de 20 kg, en particular cuando el injerto procede de un donante adulto, deben adaptarse y son delicados. El seguimiento posterior al trasplante tiene sus propias particularidades, especialmente respecto a la vigilancia del crecimiento, los problemas de falta de adherencia al tratamiento, que son frecuentes en la adolescencia, y el apoyo en la transición a la edad adulta. En los últimos 25 años se han logrado avances significativos, con una excelente supervivencia de los pacientes, una mejora del crecimiento y una supervivencia del injerto que en la actualidad se sitúa en torno al 85% a 5 años, con una supervivencia media de entre 15-20 años. El acceso a los trasplantes para los lactantes ha aumentado gracias a los progresos en su tratamiento. Sin embargo, todavía hay que avanzar, ya que los tiempos de supervivencia de los injertos siguen siendo insuficientes para esta población joven, que necesitará varios trasplantes a lo largo de su vida, y las dificultades para encontrar un donante compatible son cada vez mayores, debido a la inmunización.