{"title":"Presencia militar alemana en Colombia, 1929–1940","authors":"L. E. Bosemberg","doi":"10.7767/jbla-2016-0115","DOIUrl":null,"url":null,"abstract":"– The following article examines German military presence in Colombia between 1929 and 1940. The military cooperation between these two countries is to be understood not only as part of institutional relations and nation state interests but also as a broadening of the space of experience. On the one hand the Colombian state interest in these relationships lay in modernization perspectives, on the other hand, Germany emerged as a point of reference for the Colombian military. The role model position of Germany for Colombia was established through networks of communication and learning processes over large distances. Three German military missions visited Colombia in that decade but also journals and many articles reached the country. The exchange with the Germans was considered a great success by the Colombians, which reflects the fact, that the Germans are praised constantly. But there was a strong competition with other countries. World War II was about to start and the Americans exerted a dominant influence due to more favorable geographical conditions so that the days of the German military presence were numbered. El presente artículo tiene el objetivo de mostrar las diversas maneras que tuvo la presencia militar alemana en Colombia de 1929 a 1940, presencia que era parte no solamente de las excelentes relaciones entre los dos países,1 sino también, de un mundo cada vez más conectado en donde cualquier diferenciación es construida sobre un referente. Aquellos que se sienten atrasados tienden a mirar más allá de sus fronteras para poder importar y adaptar bienes culturales. En la medida en que se compara con el más avanzado “occidental” se intenta alcanzarlo. Se construyen así redes que forman la base del proceso de aprendizaje y de comunicación en largas dis1 Una síntesis sobre las buenas relaciones, Luis E. Bosemberg, “Alemania y Colombia. 1933–1939”: Iberoamericana: América Latina-España-Portugal 21 (2006), pp. 25–44. Como complemento a este artículo véase del mismo autor, “Militares colombianos en la Alemania nazi. 1934–1937”: Memoria y Sociedad 19 : 38 (2015), pp. 41–56. 308 Luis E. Bosemberg tancias y que permiten ver tanto formas de intercambio institucionalizadas y consolidadas,2 así como a personajes e instituciones diversos en unos espacios interrelacionados. La asimetría social, cultural y económica entre los dos países no impide la comunicación, es más, la estimula. En este artículo están presentes los intereses nacionales pero también la visión del otro y la admiración. Nos preguntaremos, ¿qué intereses había de ambos lados?; ¿quiénes eran dichos militares y qué lograron? y, finalmente, ¿qué condujo a la disminución de esa presencia? Para 1910 los alemanes pensaban que sus misiones militares en el norte de Suramérica eran una barrera que evitaría la expansión de los Estados Unidos.3 Y en la década de los 1930, ¿tenían una política definida? Escribió en 1932 el jefe de la subdivisión latinoamericana del Ministerio de Relaciones Exteriores4 que “El papel más importante en nuestras relaciones con los países de Centro y Suramérica lo juegan las relaciones culturales”.5 El Instituto Ibero-americano, que veremos más adelante, tenía claro que había que influir en la opinión pública colombiana y tener peso en el sector militar para poder vender material de guerra. El AA le comunica al Ministerio de Guerra del Reich que tiene claro que hay que “contrarrestar la penetración norteamericana en Colombia (y para ello) es de nuestro interés, especialmente en aras de la economía, que los deseos colombianos en lo que respecta a expertos militares alemanes sean correspondidos en la medida de lo posible”.6 Pero en 1938 los embajadores alemanes de Argentina, Chile, Uruguay y Brasil, reunidos en Montevideo y haciendo un balance de la gestión del Reich en América Latina, concluyeron que faltaba un proyecto integral hacia la región. Se preguntaban los diplomáticos, ¿qué objetivos persigue Alemania? ¿Debe la política exterior limitarse a tareas económicas y culturales, o debe perseguir objetivos políticos, luchar políticamente desde Suramérica a Norteamérica? Recomiendan que el Reich se dedique a actividades comerciales y culturales pues allí hay posibilidades, mientras 2 Philipp Ther, “Comparisons, Cultural Transfers, and the Study of Networks. Towards a Transnational History of Europe“: Jürgen Kocka/Hans-Gerhard Haupt (eds.), Comparative and Transnational History (Nueva York 2009), pp. 204–225, aquí: pp. 205, 207–208. 3 Ferenc Fischer, “La expansión (1885–1918) del modelo militar alemán y su pervivencia (1919–1933) en América Latina”: Revista del CESLA 11 (2008), pp. 135–160, aquí 150. 4 En adelante nos referiremos a este ministerio como AA – con sus siglas en alemán. 5 Arnold Ebel, Das Dritte Reich und Argentinien. Die diplomatischen Beziehungen unter besonderer Berücksichtigung der Handelspolitik (1933–1939) (Colonia 1971), p. 36. 6 AA al Reichskriegsministerium, 29 de febrero de 1936, Politisches Archiv des Auswärtigen Amtes Berlin, en adelante PA/AA, R 79209, AA, Militärangelegenheiten, Columbien, 1930–1936, Bd. 2, Politik 13. 309 Presencia militar alemana en Colombia, 1929–1940 que en lo político no las hay.7 Es decir, el desarrollo de las relaciones militares no parecía ser prioritario – había diversas opiniones en cuanto a la política exterior. ¿Qué querían los colombianos? Colombia recorría un lento camino hacia la modernización y por ello en la revista del ejército Memorial del Estado Mayor se afirmaba que había que tener en cuenta que “no ha habido en la edad moderna mejor literatura que la alemana y durante esta última conflagración los alemanes han demostrado no desmerecer de su carrera y de su fama de guerreros, que de la guerra hicieron, además, una ciencia”.8 Había una admiración entre los jóvenes oficiales. Coinciden en esta afirmación tanto el FBI9, las memorias del embajador de Estados Unidos Spruille Braden,10 como el ministro Otto von Hentig.11 Asimismo, reportaba el ministro Erdmann von Podewils12 refiriéndose a la visita del general alemán Schroeder que este había dejado una buena impresión entre los jóvenes oficiales.13 Militares colombianos admiraban las cualidades bélicas de los alemanes y deseaban conectarse con ellos. Antecedentes y contextos Vieja es la historia de la participación de las potencias en la construcción de los ejércitos de América Latina. Ya antes de la Primera Guerra Mundial los alemanes habían enviado misiones para “prusianizar” otros ejércitos, contrarrestar la experiencia militar franco-peruana y vender armamento.14 En 1886 Chile adoptó la escuela alemana con la misión de Emil Körner instaurando una verdadera Kriegsakademie con más de 30 oficiales germanos. 7 Aufzeichnung über die Zusammenkunft der deutschen Missionschefs von Argentinien, Brasilien, Chile und Uruguay in Montevideo am 28. und 29. Juli 1938, Akten zur Deutschen Auswärtigen Politik, 1918–1945, Serie D (1937–1945), Bd. V (Baden 1953), pp. 726–730. 8 “Las 5as columnas”: Memorial del Estado Mayor 9/10 : 33 (1943), pp. 399–401. 9 Federal Bureau of Investigation, United States Department of Justice: Republic of Colombia. Totalitarian Influence. March, 1942, en Franklin D. Roosevelt Presidential Library, Harry L. Hopkins Papers, FBI Reports, Colombia, Box 141, 338 pp. 10 Spruille Braden, Diplomats and Demagogues (Nueva York 1971), pp. 206–207. 11 Ministro alemán al AA, 9 de enero de 1935 (nota 6). Se entiende por ministro al jefe de la Legación de Alemania – la representación diplomática. Hentig lo fue de 1934–1936. 12 Podewils tuvo el cargo de 1928 a 1934. 13 Podewils al AA, 19 de agosto de 1929, en Abteilung (ilegible), Militärangelegenheiten, Columbien, Politik 13, 1921–1930, NARA, Records of the German Foreign Office Received by the Dept. of State, T 120, Roll 4006. 14 Frederick M. Nunn, Yesterday ́s Soldiers. European Military Professionalism in South America, 1890–1940 (Londres 1983), pp. 111–112. 310 Luis E. Bosemberg Colombia fortaleció la fuerza pública abriendo en 1891 la Academia Militar para la formación de oficiales contratando al alemán Sophus Hoeg Warming como instructor de artillería y al coronel estadounidense Enrique R. Lemly como su director. A través de misiones militares chilenas los colombianos entraron en contacto con métodos alemanes.15 El prestigio de aquellos se basaba en el de estos últimos. Los colombianos estaban muy convencidos desde tiempos atrás de que los ejércitos europeos eran superiores a los de Estados Unidos.16 La guardia presidencial colombiana todavía usa un informe de inspiración prusiana que se distingue por su casco que porta un pincho de metal – el Pikelhaube. La Guía para la enseñanza de organización militar,17 un manual redactado por el mayor Francisco J. Díaz Valderrama y el capitán Pedro Charpín Rival, ambos chilenos, y con base en una cartilla alemana, fue el texto básico de las escuelas militares en Colombia.18 En el “Plan de estudios” de 1910, Díaz figura como profesor de las materias de “Fortificación” e “Historia militar” y en 1911 dictaba “Historia militar” y “Táctica”.19 Colombia ya tenía una historia de misiones militares extranjeras. Entre 1891 y 1933 vinieron dos francesas (1896 y 1919–1921), cuatro chilenas (1907, 1909– 1911, 1912–1913 y 1914–1915) y una suiza (1924–1928).20 En 1925 reportaba el acorazado Berlín de su visita a Colombia que después de la Primera Guerra Mundial deberían de haber llegado instructores 15 Adolfo León Atehortúa/Humberto Vélez, Estado y fuerzas armadas en Colombia, 1886–1953 (Cali 1994), pp. 36, 55–86. Sobre la influencia chilena y la misión suiza Adolfo León Atehortúa, Construcción del ejército nacional en Colombia, 1907–1930 (Medellín 2009), pp. 35ss, 133–152, 194ss; Ferenc Fischer, “La expansión de la ciencia militar alemana en América del Sur. 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Abstract
– The following article examines German military presence in Colombia between 1929 and 1940. The military cooperation between these two countries is to be understood not only as part of institutional relations and nation state interests but also as a broadening of the space of experience. On the one hand the Colombian state interest in these relationships lay in modernization perspectives, on the other hand, Germany emerged as a point of reference for the Colombian military. The role model position of Germany for Colombia was established through networks of communication and learning processes over large distances. Three German military missions visited Colombia in that decade but also journals and many articles reached the country. The exchange with the Germans was considered a great success by the Colombians, which reflects the fact, that the Germans are praised constantly. But there was a strong competition with other countries. World War II was about to start and the Americans exerted a dominant influence due to more favorable geographical conditions so that the days of the German military presence were numbered. El presente artículo tiene el objetivo de mostrar las diversas maneras que tuvo la presencia militar alemana en Colombia de 1929 a 1940, presencia que era parte no solamente de las excelentes relaciones entre los dos países,1 sino también, de un mundo cada vez más conectado en donde cualquier diferenciación es construida sobre un referente. Aquellos que se sienten atrasados tienden a mirar más allá de sus fronteras para poder importar y adaptar bienes culturales. En la medida en que se compara con el más avanzado “occidental” se intenta alcanzarlo. Se construyen así redes que forman la base del proceso de aprendizaje y de comunicación en largas dis1 Una síntesis sobre las buenas relaciones, Luis E. Bosemberg, “Alemania y Colombia. 1933–1939”: Iberoamericana: América Latina-España-Portugal 21 (2006), pp. 25–44. Como complemento a este artículo véase del mismo autor, “Militares colombianos en la Alemania nazi. 1934–1937”: Memoria y Sociedad 19 : 38 (2015), pp. 41–56. 308 Luis E. Bosemberg tancias y que permiten ver tanto formas de intercambio institucionalizadas y consolidadas,2 así como a personajes e instituciones diversos en unos espacios interrelacionados. La asimetría social, cultural y económica entre los dos países no impide la comunicación, es más, la estimula. En este artículo están presentes los intereses nacionales pero también la visión del otro y la admiración. Nos preguntaremos, ¿qué intereses había de ambos lados?; ¿quiénes eran dichos militares y qué lograron? y, finalmente, ¿qué condujo a la disminución de esa presencia? Para 1910 los alemanes pensaban que sus misiones militares en el norte de Suramérica eran una barrera que evitaría la expansión de los Estados Unidos.3 Y en la década de los 1930, ¿tenían una política definida? Escribió en 1932 el jefe de la subdivisión latinoamericana del Ministerio de Relaciones Exteriores4 que “El papel más importante en nuestras relaciones con los países de Centro y Suramérica lo juegan las relaciones culturales”.5 El Instituto Ibero-americano, que veremos más adelante, tenía claro que había que influir en la opinión pública colombiana y tener peso en el sector militar para poder vender material de guerra. El AA le comunica al Ministerio de Guerra del Reich que tiene claro que hay que “contrarrestar la penetración norteamericana en Colombia (y para ello) es de nuestro interés, especialmente en aras de la economía, que los deseos colombianos en lo que respecta a expertos militares alemanes sean correspondidos en la medida de lo posible”.6 Pero en 1938 los embajadores alemanes de Argentina, Chile, Uruguay y Brasil, reunidos en Montevideo y haciendo un balance de la gestión del Reich en América Latina, concluyeron que faltaba un proyecto integral hacia la región. Se preguntaban los diplomáticos, ¿qué objetivos persigue Alemania? ¿Debe la política exterior limitarse a tareas económicas y culturales, o debe perseguir objetivos políticos, luchar políticamente desde Suramérica a Norteamérica? Recomiendan que el Reich se dedique a actividades comerciales y culturales pues allí hay posibilidades, mientras 2 Philipp Ther, “Comparisons, Cultural Transfers, and the Study of Networks. Towards a Transnational History of Europe“: Jürgen Kocka/Hans-Gerhard Haupt (eds.), Comparative and Transnational History (Nueva York 2009), pp. 204–225, aquí: pp. 205, 207–208. 3 Ferenc Fischer, “La expansión (1885–1918) del modelo militar alemán y su pervivencia (1919–1933) en América Latina”: Revista del CESLA 11 (2008), pp. 135–160, aquí 150. 4 En adelante nos referiremos a este ministerio como AA – con sus siglas en alemán. 5 Arnold Ebel, Das Dritte Reich und Argentinien. Die diplomatischen Beziehungen unter besonderer Berücksichtigung der Handelspolitik (1933–1939) (Colonia 1971), p. 36. 6 AA al Reichskriegsministerium, 29 de febrero de 1936, Politisches Archiv des Auswärtigen Amtes Berlin, en adelante PA/AA, R 79209, AA, Militärangelegenheiten, Columbien, 1930–1936, Bd. 2, Politik 13. 309 Presencia militar alemana en Colombia, 1929–1940 que en lo político no las hay.7 Es decir, el desarrollo de las relaciones militares no parecía ser prioritario – había diversas opiniones en cuanto a la política exterior. ¿Qué querían los colombianos? Colombia recorría un lento camino hacia la modernización y por ello en la revista del ejército Memorial del Estado Mayor se afirmaba que había que tener en cuenta que “no ha habido en la edad moderna mejor literatura que la alemana y durante esta última conflagración los alemanes han demostrado no desmerecer de su carrera y de su fama de guerreros, que de la guerra hicieron, además, una ciencia”.8 Había una admiración entre los jóvenes oficiales. Coinciden en esta afirmación tanto el FBI9, las memorias del embajador de Estados Unidos Spruille Braden,10 como el ministro Otto von Hentig.11 Asimismo, reportaba el ministro Erdmann von Podewils12 refiriéndose a la visita del general alemán Schroeder que este había dejado una buena impresión entre los jóvenes oficiales.13 Militares colombianos admiraban las cualidades bélicas de los alemanes y deseaban conectarse con ellos. Antecedentes y contextos Vieja es la historia de la participación de las potencias en la construcción de los ejércitos de América Latina. Ya antes de la Primera Guerra Mundial los alemanes habían enviado misiones para “prusianizar” otros ejércitos, contrarrestar la experiencia militar franco-peruana y vender armamento.14 En 1886 Chile adoptó la escuela alemana con la misión de Emil Körner instaurando una verdadera Kriegsakademie con más de 30 oficiales germanos. 7 Aufzeichnung über die Zusammenkunft der deutschen Missionschefs von Argentinien, Brasilien, Chile und Uruguay in Montevideo am 28. und 29. Juli 1938, Akten zur Deutschen Auswärtigen Politik, 1918–1945, Serie D (1937–1945), Bd. V (Baden 1953), pp. 726–730. 8 “Las 5as columnas”: Memorial del Estado Mayor 9/10 : 33 (1943), pp. 399–401. 9 Federal Bureau of Investigation, United States Department of Justice: Republic of Colombia. Totalitarian Influence. March, 1942, en Franklin D. Roosevelt Presidential Library, Harry L. Hopkins Papers, FBI Reports, Colombia, Box 141, 338 pp. 10 Spruille Braden, Diplomats and Demagogues (Nueva York 1971), pp. 206–207. 11 Ministro alemán al AA, 9 de enero de 1935 (nota 6). Se entiende por ministro al jefe de la Legación de Alemania – la representación diplomática. Hentig lo fue de 1934–1936. 12 Podewils tuvo el cargo de 1928 a 1934. 13 Podewils al AA, 19 de agosto de 1929, en Abteilung (ilegible), Militärangelegenheiten, Columbien, Politik 13, 1921–1930, NARA, Records of the German Foreign Office Received by the Dept. of State, T 120, Roll 4006. 14 Frederick M. Nunn, Yesterday ́s Soldiers. European Military Professionalism in South America, 1890–1940 (Londres 1983), pp. 111–112. 310 Luis E. Bosemberg Colombia fortaleció la fuerza pública abriendo en 1891 la Academia Militar para la formación de oficiales contratando al alemán Sophus Hoeg Warming como instructor de artillería y al coronel estadounidense Enrique R. Lemly como su director. A través de misiones militares chilenas los colombianos entraron en contacto con métodos alemanes.15 El prestigio de aquellos se basaba en el de estos últimos. Los colombianos estaban muy convencidos desde tiempos atrás de que los ejércitos europeos eran superiores a los de Estados Unidos.16 La guardia presidencial colombiana todavía usa un informe de inspiración prusiana que se distingue por su casco que porta un pincho de metal – el Pikelhaube. La Guía para la enseñanza de organización militar,17 un manual redactado por el mayor Francisco J. Díaz Valderrama y el capitán Pedro Charpín Rival, ambos chilenos, y con base en una cartilla alemana, fue el texto básico de las escuelas militares en Colombia.18 En el “Plan de estudios” de 1910, Díaz figura como profesor de las materias de “Fortificación” e “Historia militar” y en 1911 dictaba “Historia militar” y “Táctica”.19 Colombia ya tenía una historia de misiones militares extranjeras. Entre 1891 y 1933 vinieron dos francesas (1896 y 1919–1921), cuatro chilenas (1907, 1909– 1911, 1912–1913 y 1914–1915) y una suiza (1924–1928).20 En 1925 reportaba el acorazado Berlín de su visita a Colombia que después de la Primera Guerra Mundial deberían de haber llegado instructores 15 Adolfo León Atehortúa/Humberto Vélez, Estado y fuerzas armadas en Colombia, 1886–1953 (Cali 1994), pp. 36, 55–86. Sobre la influencia chilena y la misión suiza Adolfo León Atehortúa, Construcción del ejército nacional en Colombia, 1907–1930 (Medellín 2009), pp. 35ss, 133–152, 194ss; Ferenc Fischer, “La expansión de la ciencia militar alemana en América del Sur. La cooperación militar entre Alemania y Chile y las germanófilas misiones militares chilenas en los países latinoamericanos (1885–1914)”: Ferenc Fischer, El modelo militar prusiano y l