Emisiones de gases efecto invernadero (GEI) derivadas de dos tipos de fertilización del cultivo de piña (Ananas comosus) en ultisoles de Sarapiquí, Costa Rica tomando como referencia el bosque secundario
{"title":"Emisiones de gases efecto invernadero (GEI) derivadas de dos tipos de fertilización del cultivo de piña (Ananas comosus) en ultisoles de Sarapiquí, Costa Rica tomando como referencia el bosque secundario","authors":"Sofía Coto Brenes, Jorge Herrera Murillo, Wagner Peña Cordero †","doi":"10.15359/prne.19-37.3","DOIUrl":null,"url":null,"abstract":"La producción del cultivo de la piña ha aumentado significativamente en el país en los últimos años y, por consiguiente, el uso de agroquímicos utilizados, ocasionando cambios físicos, químicos y biológicos en los suelos, además de la generación de emisiones de gases de efecto invernadero (GEI). En el presente trabajo se evaluaron las emisiones de GEI generados por dos tipos diferentes de fertilización del cultivo de piña en plantaciones con suelos ultisoles ubicados en Sarapiquí, Costa Rica. Para el análisis se delimitaron tres sitios (plantaciones con dos tipos de fertilización y un sitio de referencia = bosque secundario) mediante la definición de dos parcelas de 20 × 40 m, subdivididas en subparcelas de 20 × 20 m. Las muestras de gases se recolectaron por medio de dos técnicas: cámara estática y analizador de gases continuo (LGR), durante la época seca y época lluviosa en los años 2018 y 2019. Los flujos de CO2 medidos registraron una correlación positiva con el contenido de materia orgánica y la concentración de carbono en el suelo, la cual varió ligeramente entre las épocas. Los flujos de N2O variaron entre épocas, y resultaron mayores en la parcela con manejo orgánico durante la época lluviosa (11 a 161 mgm-2d-1) y el bosque secundario en época seca (3 a 76 mgm-2d-1). La fertilización convencional se caracterizó por generar suelos con menor cantidad de materia orgánica, carbono y humedad, disminuyendo la actividad microbiana, situación que produce mayores emisiones de GEI.","PeriodicalId":33065,"journal":{"name":"Perspectivas Rurales","volume":"1 1","pages":""},"PeriodicalIF":0.0000,"publicationDate":"2021-06-30","publicationTypes":"Journal Article","fieldsOfStudy":null,"isOpenAccess":false,"openAccessPdf":"","citationCount":"0","resultStr":null,"platform":"Semanticscholar","paperid":null,"PeriodicalName":"Perspectivas Rurales","FirstCategoryId":"1085","ListUrlMain":"https://doi.org/10.15359/prne.19-37.3","RegionNum":0,"RegionCategory":null,"ArticlePicture":[],"TitleCN":null,"AbstractTextCN":null,"PMCID":null,"EPubDate":"","PubModel":"","JCR":"","JCRName":"","Score":null,"Total":0}
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Abstract
La producción del cultivo de la piña ha aumentado significativamente en el país en los últimos años y, por consiguiente, el uso de agroquímicos utilizados, ocasionando cambios físicos, químicos y biológicos en los suelos, además de la generación de emisiones de gases de efecto invernadero (GEI). En el presente trabajo se evaluaron las emisiones de GEI generados por dos tipos diferentes de fertilización del cultivo de piña en plantaciones con suelos ultisoles ubicados en Sarapiquí, Costa Rica. Para el análisis se delimitaron tres sitios (plantaciones con dos tipos de fertilización y un sitio de referencia = bosque secundario) mediante la definición de dos parcelas de 20 × 40 m, subdivididas en subparcelas de 20 × 20 m. Las muestras de gases se recolectaron por medio de dos técnicas: cámara estática y analizador de gases continuo (LGR), durante la época seca y época lluviosa en los años 2018 y 2019. Los flujos de CO2 medidos registraron una correlación positiva con el contenido de materia orgánica y la concentración de carbono en el suelo, la cual varió ligeramente entre las épocas. Los flujos de N2O variaron entre épocas, y resultaron mayores en la parcela con manejo orgánico durante la época lluviosa (11 a 161 mgm-2d-1) y el bosque secundario en época seca (3 a 76 mgm-2d-1). La fertilización convencional se caracterizó por generar suelos con menor cantidad de materia orgánica, carbono y humedad, disminuyendo la actividad microbiana, situación que produce mayores emisiones de GEI.