{"title":"Hidramnios y oligoamnios (en los embarazos únicos)","authors":"S. Bonneau , E. Raimond , R. Gabriel","doi":"10.1016/S1283-081X(22)47436-4","DOIUrl":null,"url":null,"abstract":"<div><p>El hidramnios, también llamado polihidramnios, está definido por un índice de líquido amniótico (ILA) superior o igual a 24-25 cm o una cisterna magna (CM) superior o igual a 8 cm. Para el diagnóstico de oligoamnios, una CM inferior a 2 cm es más pertinente que la medición del ILA. En cualquier caso, se debe recordar que el diagnóstico ecográfico es erróneo en al menos un 50% de los casos. El hidramnios se suele diagnosticar antes del período del término. En un 10% de los casos, se debe a una patología fetal que domina el pronóstico, pero que no siempre es detectable durante la vida intrauterina. Por consiguiente, el diagnóstico de hidramnios idiopático durante el embarazo es tan sólo una presunción. Las series que han estudiado el desarrollo de los niños nacidos después de un hidramnios sin anomalía ecográfica han registrado hasta un 25-30% de evoluciones desfavorables: anomalía morfológica no detectada durante el embarazo, muerte prematura, retraso del desarrollo o enfermedad genética. El oligoamnios, por el contrario, se diagnostica principalmente durante el período del término. Su diagnóstico etiológico es bastante sencillo y permite confirmar casi con certeza un oligoamnios aislado. En este caso, la realidad y el valor pronóstico del oligoamnios son los que de verdad cuentan, sobre todo cuando constituyen una indicación para inducir el trabajo de parto. Entre las semanas 37 y 43, la prevalencia del oligoamnios, del líquido amniótico meconial, de las cesáreas de urgencia y de los traslados neonatales a unidades de cuidados intensivos aumenta regularmente, pero las complicaciones neonatales graves son poco frecuentes. Por otra parte, la inducción artificial del trabajo de parto es por sí misma fuente de complicaciones obstétricas y neonatales. Los datos actuales no demuestran que la inducción del trabajo de parto mejore el pronóstico perinatal respecto de una vigilancia mantenida, incluso después de 41 semanas.</p></div>","PeriodicalId":100423,"journal":{"name":"EMC - Ginecología-Obstetricia","volume":"59 1","pages":"Pages 1-11"},"PeriodicalIF":0.0000,"publicationDate":"2023-02-01","publicationTypes":"Journal Article","fieldsOfStudy":null,"isOpenAccess":false,"openAccessPdf":"","citationCount":"0","resultStr":null,"platform":"Semanticscholar","paperid":null,"PeriodicalName":"EMC - Ginecología-Obstetricia","FirstCategoryId":"1085","ListUrlMain":"https://www.sciencedirect.com/science/article/pii/S1283081X22474364","RegionNum":0,"RegionCategory":null,"ArticlePicture":[],"TitleCN":null,"AbstractTextCN":null,"PMCID":null,"EPubDate":"","PubModel":"","JCR":"","JCRName":"","Score":null,"Total":0}
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Abstract
El hidramnios, también llamado polihidramnios, está definido por un índice de líquido amniótico (ILA) superior o igual a 24-25 cm o una cisterna magna (CM) superior o igual a 8 cm. Para el diagnóstico de oligoamnios, una CM inferior a 2 cm es más pertinente que la medición del ILA. En cualquier caso, se debe recordar que el diagnóstico ecográfico es erróneo en al menos un 50% de los casos. El hidramnios se suele diagnosticar antes del período del término. En un 10% de los casos, se debe a una patología fetal que domina el pronóstico, pero que no siempre es detectable durante la vida intrauterina. Por consiguiente, el diagnóstico de hidramnios idiopático durante el embarazo es tan sólo una presunción. Las series que han estudiado el desarrollo de los niños nacidos después de un hidramnios sin anomalía ecográfica han registrado hasta un 25-30% de evoluciones desfavorables: anomalía morfológica no detectada durante el embarazo, muerte prematura, retraso del desarrollo o enfermedad genética. El oligoamnios, por el contrario, se diagnostica principalmente durante el período del término. Su diagnóstico etiológico es bastante sencillo y permite confirmar casi con certeza un oligoamnios aislado. En este caso, la realidad y el valor pronóstico del oligoamnios son los que de verdad cuentan, sobre todo cuando constituyen una indicación para inducir el trabajo de parto. Entre las semanas 37 y 43, la prevalencia del oligoamnios, del líquido amniótico meconial, de las cesáreas de urgencia y de los traslados neonatales a unidades de cuidados intensivos aumenta regularmente, pero las complicaciones neonatales graves son poco frecuentes. Por otra parte, la inducción artificial del trabajo de parto es por sí misma fuente de complicaciones obstétricas y neonatales. Los datos actuales no demuestran que la inducción del trabajo de parto mejore el pronóstico perinatal respecto de una vigilancia mantenida, incluso después de 41 semanas.