{"title":"La Casa de la Palabra","authors":"José Luis Crespo Fajardo","doi":"10.18537/mskn.14.01.00","DOIUrl":null,"url":null,"abstract":"Hay quien dice que la verdad tiene su espacio bajo las bóvedas de la Asamblea o sobre los suelos marmóreos de los Tribunales. En Guinea Ecuatorial, enraizada a épocas remotas, subsiste la costumbre de dialogar hasta llegar a la verdad en la Casa de la Palabra (Abaá, en idioma fang). Este es un lugar de encuentro social donde los conflictos tribales tratan de solventarse, y donde las lenguas que nunca conocieron la atención de los demás, son por fin escuchadas. Inestimables conversaciones liman asperezas, determinan el destino de criminales o aclaran cualesquiera de las materias de preocupación cotidiana que permanecían sin luz. La Casa de la Palabra se sitúa en el centro del poblado. Mujeres, hombres y niños se sientan a distancias equidistantes, bien a la vista unos de otros, y el que quiere enunciar sus ideas dibuja en el aire un signo con el que solicita turno de intervención.","PeriodicalId":33189,"journal":{"name":"Maskana","volume":" ","pages":""},"PeriodicalIF":0.0000,"publicationDate":"2023-07-03","publicationTypes":"Journal Article","fieldsOfStudy":null,"isOpenAccess":false,"openAccessPdf":"","citationCount":"0","resultStr":null,"platform":"Semanticscholar","paperid":null,"PeriodicalName":"Maskana","FirstCategoryId":"1085","ListUrlMain":"https://doi.org/10.18537/mskn.14.01.00","RegionNum":0,"RegionCategory":null,"ArticlePicture":[],"TitleCN":null,"AbstractTextCN":null,"PMCID":null,"EPubDate":"","PubModel":"","JCR":"","JCRName":"","Score":null,"Total":0}
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Abstract
Hay quien dice que la verdad tiene su espacio bajo las bóvedas de la Asamblea o sobre los suelos marmóreos de los Tribunales. En Guinea Ecuatorial, enraizada a épocas remotas, subsiste la costumbre de dialogar hasta llegar a la verdad en la Casa de la Palabra (Abaá, en idioma fang). Este es un lugar de encuentro social donde los conflictos tribales tratan de solventarse, y donde las lenguas que nunca conocieron la atención de los demás, son por fin escuchadas. Inestimables conversaciones liman asperezas, determinan el destino de criminales o aclaran cualesquiera de las materias de preocupación cotidiana que permanecían sin luz. La Casa de la Palabra se sitúa en el centro del poblado. Mujeres, hombres y niños se sientan a distancias equidistantes, bien a la vista unos de otros, y el que quiere enunciar sus ideas dibuja en el aire un signo con el que solicita turno de intervención.