P. Duché (Professeur des Universités STAPS) , O. Saidi (Maître de conférences STAPS) , E. Merlin (Professeur des Universités, praticien hospitalier, chef du pôle Femmes et enfants) , E. Rochette (Coordinatrice de la recherche clinique du pôle Femmes et enfants)
{"title":"Actividad física y enfermedades crónicas en los niños","authors":"P. Duché (Professeur des Universités STAPS) , O. Saidi (Maître de conférences STAPS) , E. Merlin (Professeur des Universités, praticien hospitalier, chef du pôle Femmes et enfants) , E. Rochette (Coordinatrice de la recherche clinique du pôle Femmes et enfants)","doi":"10.1016/S1245-1789(25)50742-4","DOIUrl":null,"url":null,"abstract":"<div><div>Si bien el aumento de la prevalencia de las enfermedades crónicas se debe en parte al incremento de la esperanza de vida y a la mejora de los medios diagnósticos, la exposición a factores de riesgo durante el período sensible de la infancia es una hipótesis explicativa cada vez más estudiada. Una actividad física insuficiente y la conducta sedentaria son factores de riesgo para la salud con efectos propios, cuya suma acentúa el desarrollo de enfermedades crónicas. Durante mucho tiempo, la actividad física y deportiva estuvo prohibida para los pacientes jóvenes que sufrían enfermedades crónicas. Hoy en día, está claramente establecido que la actividad física tiene efectos positivos, tanto sobre la motricidad, la salud física o la salud metabólica como sobre la salud mental, tanto en jóvenes como en adultos. La actividad física mejora la calidad de vida y el bienestar de los pacientes jóvenes, pero también la tolerancia a los tratamientos. Los niños y adolescentes con enfermedades crónicas suelen ser menos activos y más sedentarios que sus semejantes sin enfermedad. Aunque la intolerancia al ejercicio es prevalente en las enfermedades crónicas pediátricas, la actividad física es importante y está exenta de peligro para la mayoría de estos pacientes jóvenes. Sin embargo, la prescripción de actividad física debe involucrar a todos los cuidadores en su conjunto (familia y profesionales de la salud, la educación, la actividad física, etc.), con el fin de crear un programa personalizado que permita considerar a cada niño individualmente, así como los efectos secundarios de los tratamientos. La integración de la actividad física adaptada al niño y a su enfermedad tiene como objetivo aumentar su nivel de actividad física diaria y reducir su conducta sedentaria. El objetivo de esta síntesis consiste en revisar las distintas modalidades de actividad física (en cuanto a su frecuencia, tipo, intensidad, duración y naturaleza) que deben recomendarse a los niños y adolescentes que padecen las principales enfermedades crónicas pediátricas.</div></div>","PeriodicalId":72894,"journal":{"name":"EMC. Pediatria","volume":"60 3","pages":"Pages 1-8"},"PeriodicalIF":0.0000,"publicationDate":"2025-08-18","publicationTypes":"Journal Article","fieldsOfStudy":null,"isOpenAccess":false,"openAccessPdf":"","citationCount":"0","resultStr":null,"platform":"Semanticscholar","paperid":null,"PeriodicalName":"EMC. Pediatria","FirstCategoryId":"1085","ListUrlMain":"https://www.sciencedirect.com/science/article/pii/S1245178925507424","RegionNum":0,"RegionCategory":null,"ArticlePicture":[],"TitleCN":null,"AbstractTextCN":null,"PMCID":null,"EPubDate":"","PubModel":"","JCR":"","JCRName":"","Score":null,"Total":0}
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Abstract
Si bien el aumento de la prevalencia de las enfermedades crónicas se debe en parte al incremento de la esperanza de vida y a la mejora de los medios diagnósticos, la exposición a factores de riesgo durante el período sensible de la infancia es una hipótesis explicativa cada vez más estudiada. Una actividad física insuficiente y la conducta sedentaria son factores de riesgo para la salud con efectos propios, cuya suma acentúa el desarrollo de enfermedades crónicas. Durante mucho tiempo, la actividad física y deportiva estuvo prohibida para los pacientes jóvenes que sufrían enfermedades crónicas. Hoy en día, está claramente establecido que la actividad física tiene efectos positivos, tanto sobre la motricidad, la salud física o la salud metabólica como sobre la salud mental, tanto en jóvenes como en adultos. La actividad física mejora la calidad de vida y el bienestar de los pacientes jóvenes, pero también la tolerancia a los tratamientos. Los niños y adolescentes con enfermedades crónicas suelen ser menos activos y más sedentarios que sus semejantes sin enfermedad. Aunque la intolerancia al ejercicio es prevalente en las enfermedades crónicas pediátricas, la actividad física es importante y está exenta de peligro para la mayoría de estos pacientes jóvenes. Sin embargo, la prescripción de actividad física debe involucrar a todos los cuidadores en su conjunto (familia y profesionales de la salud, la educación, la actividad física, etc.), con el fin de crear un programa personalizado que permita considerar a cada niño individualmente, así como los efectos secundarios de los tratamientos. La integración de la actividad física adaptada al niño y a su enfermedad tiene como objetivo aumentar su nivel de actividad física diaria y reducir su conducta sedentaria. El objetivo de esta síntesis consiste en revisar las distintas modalidades de actividad física (en cuanto a su frecuencia, tipo, intensidad, duración y naturaleza) que deben recomendarse a los niños y adolescentes que padecen las principales enfermedades crónicas pediátricas.