{"title":"Dermatología del prematuro","authors":"V. Marcou, E. Zana-Taieb","doi":"10.1016/S1245-1789(24)49745-X","DOIUrl":null,"url":null,"abstract":"<div><div>La piel madura es una barrera eficaz contra los traumatismos y las infecciones, pero, en los niños prematuros, su desarrollo es incompleto y su adaptación posnatal está alterada, por lo que es muy permeable, frágil y fuente de infecciones. Los niños nacidos antes de las 34 semanas de amenorrea (SA), pero sobre todo de las 30 SA, tienen un riesgo de deshidratación, de hipotermia, de toxicidad sistémica por productos tópicos, de infección y un riesgo elevado de lesiones traumáticas, lo que hace que la barrera cutánea sea aún menos eficaz y fuente de dolor y de molestias. Las lesiones cutáneas son frecuentes en las unidades de cuidados intensivos de neonatología, pero es posible prevenirlas y limitar su extensión mediante una formación adecuada del personal sanitario sobre la particularidad de la piel de los prematuros para proporcionarles cuidados específicos que deben estar protocolizados y adaptados a los nuevos conocimientos. Se deben tomar medidas desde los primeros minutos de vida para evitar las consecuencias a corto, medio y largo plazo, y preservar las capacidades sensitivas del niño. La observación del estado cutáneo debe ser sistemática y se debe registrar en las hojas de vigilancia al igual que los signos vitales. Los cuidados de higiene de los neonatos prematuros deben adaptarse a la inmadurez de su piel. Se debe educar a los progenitores sobre los cuidados diarios de su hijo y alertarles de los efectos nocivos potenciales de los productos de higiene corporal en las semanas posteriores a la vuelta al domicilio, porque la piel mantiene una cierta inmadurez que hay que tener en cuenta.</div></div>","PeriodicalId":72894,"journal":{"name":"EMC. Pediatria","volume":"59 4","pages":"Pages 1-11"},"PeriodicalIF":0.0000,"publicationDate":"2024-10-28","publicationTypes":"Journal Article","fieldsOfStudy":null,"isOpenAccess":false,"openAccessPdf":"","citationCount":"0","resultStr":null,"platform":"Semanticscholar","paperid":null,"PeriodicalName":"EMC. Pediatria","FirstCategoryId":"1085","ListUrlMain":"https://www.sciencedirect.com/science/article/pii/S124517892449745X","RegionNum":0,"RegionCategory":null,"ArticlePicture":[],"TitleCN":null,"AbstractTextCN":null,"PMCID":null,"EPubDate":"","PubModel":"","JCR":"","JCRName":"","Score":null,"Total":0}
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Abstract
La piel madura es una barrera eficaz contra los traumatismos y las infecciones, pero, en los niños prematuros, su desarrollo es incompleto y su adaptación posnatal está alterada, por lo que es muy permeable, frágil y fuente de infecciones. Los niños nacidos antes de las 34 semanas de amenorrea (SA), pero sobre todo de las 30 SA, tienen un riesgo de deshidratación, de hipotermia, de toxicidad sistémica por productos tópicos, de infección y un riesgo elevado de lesiones traumáticas, lo que hace que la barrera cutánea sea aún menos eficaz y fuente de dolor y de molestias. Las lesiones cutáneas son frecuentes en las unidades de cuidados intensivos de neonatología, pero es posible prevenirlas y limitar su extensión mediante una formación adecuada del personal sanitario sobre la particularidad de la piel de los prematuros para proporcionarles cuidados específicos que deben estar protocolizados y adaptados a los nuevos conocimientos. Se deben tomar medidas desde los primeros minutos de vida para evitar las consecuencias a corto, medio y largo plazo, y preservar las capacidades sensitivas del niño. La observación del estado cutáneo debe ser sistemática y se debe registrar en las hojas de vigilancia al igual que los signos vitales. Los cuidados de higiene de los neonatos prematuros deben adaptarse a la inmadurez de su piel. Se debe educar a los progenitores sobre los cuidados diarios de su hijo y alertarles de los efectos nocivos potenciales de los productos de higiene corporal en las semanas posteriores a la vuelta al domicilio, porque la piel mantiene una cierta inmadurez que hay que tener en cuenta.