Hipertensión intracraneal idiopática y COVID 19

Vitorino Modesto dos Santos
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Abstract

La patogénesis de la hipertensión intracraneal idiopática (HII) involucra factores hormonales, inmunes, metabólicos y vasculares1-4. Esta entidad poco común afecta frecuentemente a mujeres jóvenes con exceso de peso, y provoca dolor de cabeza, cambios visuales y de estabilidad o cognitivos, ansiedad y depresión; y puede seguir a la infección por COVID-19 o a las vacunas1-4. Además de la IIH, el virus SARS-CoV-2 se asocia con accidente cerebrovascular, deterioro de la conciencia, papiloflebitis, neuritis óptica y otras neuropatías craneales diversas1-4. También son dignas de mención las complicaciones neurooftálmicas tras las vacunas COVID-19, como ejemplos de trombosis cerebral arterial o venosa, hemorragia intracerebral, neuropatía óptica isquémica anterior bilateral y neuropatía craneal posvacunación2. Las herramientas obligatorias son el examen neurológico preciso, la resonancia magnética del cerebro, la evaluación de la presión del líquido cefalorraquídeo y las determinaciones de laboratorio. Recientemente leí el estudio de caso publicado en esta Revista por Therán León JS, et al. sobre una mujer de 26 años con infección por SARS-CoV-2 y HII, que presentó cefalea, discapacidad visual y papiledema, los cuales fueron manejados exitosamente4. La resonancia magnética (RM) de cráneo fue normal y la punción lumbar reveló líquido cefalorraquídeo normal, pero la presión era alta (40 cm H2O); sus síntomas se aliviaron con punción lumbar y 500 mg de acetazolamida 2 veces al día4. Los autores comentaron sobre el bloqueo de los vasos linfáticos por parte del SARS-CoV-2, que aumenta la resistencia a la salida del LCR y provoca HII, y las células endoteliales capilares que expresan el receptor ACE2 del virus, lo que podría favorecer su naturaleza neuroinvasiva4. En este sentido, parece útil añadir algunos comentarios sobre otros artículos muy recientes1-3. Carazo-Barrios L, et al. evaluó la evolución del dolor de cabeza, la ansiedad y la depresión entre 112 pacientes con HII durante la pandemia de COVID-19 (92% mujeres) con una edad promedio de 36,6 ± 9,2 años, un tiempo medio desde el diagnóstico de 6,25 ± 5,66 años, y detectó un empeoramiento significativo de la ansiedad y la depresión debido al encierro1. En cuanto al tratamiento de la HII, se observó un incremento de una escala de no tratamiento a medicación oral o a procedimiento quirúrgico en el 12,5% de los casos durante el confinamiento; y los autores sugirieron estudios sobre el impacto a mediano y largo plazo en los casos de HII1. Feizi M, et al. revisaron los trastornos neurooftálmicos relacionados con la infección y la vacunación por COVID-19, que pueden ocurrir hasta en un 30% de los casos, principalmente con infección grave2. Los cambios incluyeron encefalomielitis aguda diseminada, ageusia, anosmia, alteración de la conciencia, trombosis venosa cerebral, enfermedad asociada a la glicoproteína de oligodendrocitos de mielina, neuromielitis óptica, encefalopatía posterior reversible, además de los accidentes cerebrovasculares2. El mecanismo implica tormenta de citoquinas, génesis retardada de autoanticuerpos, invasión directa, disfunción endotelial, hipercoagulación, hipoxia y menor tolerancia inmune2. Thakur S, et al. reportaron una mujer de 49 años que recibió una dosis única de la vacuna aproximadamente cuatro meses antes, y presentó hipertensión intracraneal que le provocó visión borrosa; y debido a la positividad de su prueba rápida de antígeno SARS-CoV-2, fue ingresada en la sala de aislamiento y luego se sometió a una cirugía óptica endoscópica3. Como los dolores de cabeza persistentes en COVID 19 pueden presagiar una HII, que es una complicación inusual, los autores destacaron el papel de un diagnóstico precoz y un tratamiento oportuno de estos casos desde la atención primaria, con el objetivo de evitar una evolución de daño visual irreversible3. El autor cree firmemente que los comentarios aquí incluidos podrían aumentar el interés y la conciencia de los lectores sobre la hipótesis de un trastorno del sistema nervioso central relacionado con la infección o la vacunación por COVID-19, favoreciendo el diagnóstico precoz.
特发性颅内高压和 COVID 19
特发性颅内高压(IIH)的发病机制涉及激素、免疫、代谢和血管因素1-4。这种罕见的疾病经常影响超重的年轻女性,引起头痛、视力和稳定性或认知改变、焦虑和抑郁,并可能在感染 COVID-19 或接种疫苗后发生1-4。除 IIH 外,SARS-CoV-2 还与中风、意识障碍、乳头静脉炎、视神经炎和其他各种颅神经病有关1-4。接种 COVID-19 疫苗后出现的神经眼科并发症也值得注意,包括脑动脉或静脉血栓、脑内出血、双侧前部缺血性视神经病变和接种后颅内神经病2。最近,我读到 Therán León JS 等人在本期刊上发表的病例研究,一名 26 岁的女性感染了 SARS-CoV-2 并患有 HII,她出现头痛、视力障碍和乳头水肿,后被成功治愈4。头颅磁共振成像(MRI)正常,腰椎穿刺显示脑脊液正常,但压力较高(40 厘米水银柱);腰椎穿刺和每日两次每次 500 毫克乙酰唑胺可缓解她的症状4。作者指出,SARS-CoV-2 可阻断淋巴管,增加 CSF 流出阻力并导致 HII,毛细血管内皮细胞表达病毒的 ACE2 受体,这可能有利于病毒的神经侵袭性4。Carazo-Barrios L 等人评估了 COVID-19 大流行期间 112 名 ICH 患者(92% 为女性)头痛、焦虑和抑郁的演变情况,这些患者的平均年龄为 36.6 ± 9.2 岁,平均诊断时间为 6.25 ± 5.66 年,并发现由于禁闭,焦虑和抑郁明显加重1。关于 IIH 的治疗,12.5% 的病例在禁闭期间从无治疗量表增加到口服药物或手术治疗;作者建议对 IIH 病例的中长期影响进行研究1。Feizi M 等人回顾了与 COVID-19 感染和疫苗接种有关的神经眼科疾病,这些疾病可发生在多达 30% 的病例中,主要是重症感染2。这些病变包括急性播散性脑脊髓炎、老年痴呆、嗅觉障碍、意识改变、脑静脉血栓、髓鞘少突胶质细胞糖蛋白相关疾病、神经脊髓炎视网膜病变、后可逆性脑病以及中风2。其机制包括细胞因子风暴、自身抗体延迟生成、直接侵袭、内皮功能障碍、高凝状态、缺氧和免疫耐受降低2。Thakur S 等人报告了一名 49 岁的妇女,她在大约四个月前接种了一剂疫苗,出现了颅内高压,导致视力模糊;由于她的 SARS-CoV-2 快速抗原检测呈阳性,她被送进了隔离病房,然后接受了内窥镜光学手术3。由于 COVID-19 患者的持续性头痛可能预示着 HII(一种不常见的并发症),作者强调了基层医疗机构对这些病例进行早期诊断和及时治疗的作用,目的是避免不可逆的视力损伤恶化。
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