{"title":"(Des)cansar la Mirada: Un Acercamiento a las Políticas del Ver/Visionar en la Era Digital","authors":"Salvador Jiménez-Donaire Martínez","doi":"10.4995/eshid2021.2021.13203","DOIUrl":null,"url":null,"abstract":"Insiste Giorgio Agamben en que cada etapa histórica se distingue por su manera de experimentar la temporalidad (2011, 129). La nuestra, aseguran numerosos pensadores y académicos, estaría definida por la aceleración. Luciano Concheiro declara que este fenómeno explica en buena medida cómo funcionan hoy la economía, la política, las relaciones sociales, nuestros cuerpos y nuestra psique (2016, 11). Vivimos sometidos a un estricto régimen temporal, uno rigurosamente fraccionado en tiempos de trabajo, de ocio, de escolarización, de formación y, en definitiva, marcado por la presión de los plazos y horarios (Safranski 2013, 20).Así, en la actualidad las estructuras temporales vendrían determinadas y gobernadas por la lógica de un proceso de aceleración que viene fraguándose desde la concepción y desarrollo de la modernidad (Rosa 2016, 10), y que se habría instaurado definitivamente con el advenimiento del medio digital e Internet. La interrupción, la fragmentación y la yuxtaposición de actividades configuran hoy nuestro modus operandi en esta nueva cultura del exceso (de velocidad y de datos), perfilada por los medios de acceso a la información y su eterno fluir virtual de imágenes/palabras. Ilustrativa la metáfora de lo líquido propuesta por Bauman para referirse a ese nuevo escenario desmaterializado, inasible, licuado (recordemos que Internet se surfea, se navega), donde todo muta permanentemente bajo la imposición de actualizaciones forzadas. Es el tiempo de downloaders, todo lo queremos disponible en el tiempo del clic (Martín Prada, 2018, 25).De esta manera, la concepción temporal de hoy se asemejaría al scroll infinito, el modo de navegación empleado por Facebook, Instagram, Twitter y otros servicios de redes sociales, dejando la mirada sin margen para el descanso. La visión se ha vuelto instantánea: el ahora es un producto más en la economía de la obsolescencia. “Pero ¡un momento! ¿No se suponía que las máquinas modernas ahorraban tiempo y, de ese modo, dejaban más tiempo libre?” (Wajcman 2017, 15).La visión-navegación, ese nuevo modelo óptico derivado de la digitalización y la sobreexposición a la imagen característica de nuestro mundo-iconosfera, fue presagiada, y de manera sorpresivamente acertada, por Nietzsche: La abundancia de impresiones dispares es más grande que nunca: el cosmopolitismo de las comidas, de las literaturas, de los peródicos, de las formas, de los gustos, incluso de los paisajes. El tempo de esta afluencia es un prestissimo; las impresiones se borran; se guarda uno instintivamente de absorber algo, de impresionarse profundamente, de “digerir” algo (Nietzsche, 2000, 81). Obsolescencia digital y obsolescencia de la mirada, ahora más que nunca cansada, apresurada, excedida por la miríada de informaciones visuales a la que es sometida. En este orden de cosas, muchas son las voces que imaginan un tiempo otro: una temporalidad perpendicular a la aceleración hegemónica que permita ver, pensar y reestructurar esos momentos de observación-expectación de manera despaciosa. A este respecto, Arden Reed publicaba Slow Art: The Experience of Looking, Sacred Images to James Turrell (2017), una suerte de manifiesto en el que una nueva categoría artística es preconizada. Obras de videoarte vinculadas a la misma serán abordadas en esta comunicación, como las de Sam Taylor-Wood, Bill Viola, David Claerbout, Luca Pancrazzi, Douglas Gordon, John Gerrard, Doug Aitken o Christian Marclay. En sus trabajos, estos artistas conjeturan un presente dilatado y permiten algo hoy tan inusual y lujoso como experimentar el propio tiempo.","PeriodicalId":137325,"journal":{"name":"EShID2021 - II Congreso Internacional Estéticas Híbridas de la Imagen en Movimiento: Identidad y Patrimonio","volume":"34 1","pages":"0"},"PeriodicalIF":0.0000,"publicationDate":"2021-10-20","publicationTypes":"Journal Article","fieldsOfStudy":null,"isOpenAccess":false,"openAccessPdf":"","citationCount":"0","resultStr":null,"platform":"Semanticscholar","paperid":null,"PeriodicalName":"EShID2021 - II Congreso Internacional Estéticas Híbridas de la Imagen en Movimiento: Identidad y Patrimonio","FirstCategoryId":"1085","ListUrlMain":"https://doi.org/10.4995/eshid2021.2021.13203","RegionNum":0,"RegionCategory":null,"ArticlePicture":[],"TitleCN":null,"AbstractTextCN":null,"PMCID":null,"EPubDate":"","PubModel":"","JCR":"","JCRName":"","Score":null,"Total":0}
引用次数: 0
Abstract
Insiste Giorgio Agamben en que cada etapa histórica se distingue por su manera de experimentar la temporalidad (2011, 129). La nuestra, aseguran numerosos pensadores y académicos, estaría definida por la aceleración. Luciano Concheiro declara que este fenómeno explica en buena medida cómo funcionan hoy la economía, la política, las relaciones sociales, nuestros cuerpos y nuestra psique (2016, 11). Vivimos sometidos a un estricto régimen temporal, uno rigurosamente fraccionado en tiempos de trabajo, de ocio, de escolarización, de formación y, en definitiva, marcado por la presión de los plazos y horarios (Safranski 2013, 20).Así, en la actualidad las estructuras temporales vendrían determinadas y gobernadas por la lógica de un proceso de aceleración que viene fraguándose desde la concepción y desarrollo de la modernidad (Rosa 2016, 10), y que se habría instaurado definitivamente con el advenimiento del medio digital e Internet. La interrupción, la fragmentación y la yuxtaposición de actividades configuran hoy nuestro modus operandi en esta nueva cultura del exceso (de velocidad y de datos), perfilada por los medios de acceso a la información y su eterno fluir virtual de imágenes/palabras. Ilustrativa la metáfora de lo líquido propuesta por Bauman para referirse a ese nuevo escenario desmaterializado, inasible, licuado (recordemos que Internet se surfea, se navega), donde todo muta permanentemente bajo la imposición de actualizaciones forzadas. Es el tiempo de downloaders, todo lo queremos disponible en el tiempo del clic (Martín Prada, 2018, 25).De esta manera, la concepción temporal de hoy se asemejaría al scroll infinito, el modo de navegación empleado por Facebook, Instagram, Twitter y otros servicios de redes sociales, dejando la mirada sin margen para el descanso. La visión se ha vuelto instantánea: el ahora es un producto más en la economía de la obsolescencia. “Pero ¡un momento! ¿No se suponía que las máquinas modernas ahorraban tiempo y, de ese modo, dejaban más tiempo libre?” (Wajcman 2017, 15).La visión-navegación, ese nuevo modelo óptico derivado de la digitalización y la sobreexposición a la imagen característica de nuestro mundo-iconosfera, fue presagiada, y de manera sorpresivamente acertada, por Nietzsche: La abundancia de impresiones dispares es más grande que nunca: el cosmopolitismo de las comidas, de las literaturas, de los peródicos, de las formas, de los gustos, incluso de los paisajes. El tempo de esta afluencia es un prestissimo; las impresiones se borran; se guarda uno instintivamente de absorber algo, de impresionarse profundamente, de “digerir” algo (Nietzsche, 2000, 81). Obsolescencia digital y obsolescencia de la mirada, ahora más que nunca cansada, apresurada, excedida por la miríada de informaciones visuales a la que es sometida. En este orden de cosas, muchas son las voces que imaginan un tiempo otro: una temporalidad perpendicular a la aceleración hegemónica que permita ver, pensar y reestructurar esos momentos de observación-expectación de manera despaciosa. A este respecto, Arden Reed publicaba Slow Art: The Experience of Looking, Sacred Images to James Turrell (2017), una suerte de manifiesto en el que una nueva categoría artística es preconizada. Obras de videoarte vinculadas a la misma serán abordadas en esta comunicación, como las de Sam Taylor-Wood, Bill Viola, David Claerbout, Luca Pancrazzi, Douglas Gordon, John Gerrard, Doug Aitken o Christian Marclay. En sus trabajos, estos artistas conjeturan un presente dilatado y permiten algo hoy tan inusual y lujoso como experimentar el propio tiempo.