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Sin embargo, el video musical tiene otra vertiente de expansión con su extensión a través del álbum visual, que supone una correspondencia de cada pista musical con una pista visual, donde utiliza mecanismos que unifican los mensajes o referencias, por ejemplo, como motivos visuales repetitivos (motivos temáticos, similares imágenes, lugares o personajes). El álbum visual permite otra forma de promocionar los trabajos discográficos: antes se vendían a través de dos o tres sencillos; ahora se intenta alargar la vida útil de los trabajos discográficos, generando mundos de sentido consolidados. Este imaginario propio se logra con una combinación de unidad y diversidad a través de figuras retóricas de repetición o de citas de otros textos culturales, componiendo narraciones o storytellings personales. Proyectos como los tres álbumes visuales de Beyoncé (Beyoncé, 2013, Lemonade, 2016 y Black is King, 2020), Dirty Computer de Janelle Monaé y El mal querer de Rosalía son ejemplos de una nueva forma de hacer álbumes musicales, donde el artista musical se resignifica y aporta recursos para un nuevo concepto del cuerpo y la performance.","PeriodicalId":45002,"journal":{"name":"Palabra Clave","volume":" ","pages":""},"PeriodicalIF":1.1000,"publicationDate":"2023-05-19","publicationTypes":"Journal Article","fieldsOfStudy":null,"isOpenAccess":false,"openAccessPdf":"","citationCount":"0","resultStr":"{\"title\":\"Video musical y nueva lógica en la ecología de los medios: extensión del formato hacia el álbum visual\",\"authors\":\"A. Sedeño-Valdellós\",\"doi\":\"10.5294/pacla.2023.26.2.6\",\"DOIUrl\":null,\"url\":null,\"abstract\":\"Tras la crisis mundial de la industria discográfica de los años noventa, la música popular y su industria han tenido que repensarse. 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Video musical y nueva lógica en la ecología de los medios: extensión del formato hacia el álbum visual
Tras la crisis mundial de la industria discográfica de los años noventa, la música popular y su industria han tenido que repensarse. Su alianza con el negocio transmedia y su lógica narrativa han sido parte de esa transformación. El vídeo musical sigue siendo necesario para la promoción multilateral y transmedia de la música: a través de estos formatos, los usuarios se involucran en la creación de contenidos en relación con el universo visual del artista y los comparten y hacen virales. Esto supone una primera forma de expansión del vídeo musical en su transformación dentro de la lógica de la ecología digital en una era postelevisiva. Sin embargo, el video musical tiene otra vertiente de expansión con su extensión a través del álbum visual, que supone una correspondencia de cada pista musical con una pista visual, donde utiliza mecanismos que unifican los mensajes o referencias, por ejemplo, como motivos visuales repetitivos (motivos temáticos, similares imágenes, lugares o personajes). El álbum visual permite otra forma de promocionar los trabajos discográficos: antes se vendían a través de dos o tres sencillos; ahora se intenta alargar la vida útil de los trabajos discográficos, generando mundos de sentido consolidados. Este imaginario propio se logra con una combinación de unidad y diversidad a través de figuras retóricas de repetición o de citas de otros textos culturales, componiendo narraciones o storytellings personales. Proyectos como los tres álbumes visuales de Beyoncé (Beyoncé, 2013, Lemonade, 2016 y Black is King, 2020), Dirty Computer de Janelle Monaé y El mal querer de Rosalía son ejemplos de una nueva forma de hacer álbumes musicales, donde el artista musical se resignifica y aporta recursos para un nuevo concepto del cuerpo y la performance.