{"title":"为她的国王和丈夫服务。康斯坦扎·德·acuna和菲利普三世外交中的女性机构(1613-1618)","authors":"Diego Herrero García","doi":"10.14198/rhm.24336","DOIUrl":null,"url":null,"abstract":"Si bien Diego Sarmiento de Acuña (1567-1626), primer conde de Gondomar, ha sido celebrado desde el siglo XIX como uno de los más brillantes embajadores de la Edad Moderna hispana, muy poco se ha reflexionado sobre el papel que jugó su segunda esposa, Constanza de Acuña y Avellaneda (1570-1632), en el marco de sus embajadas londinenses. A partir del estudio del epistolario oficial y privado de la pareja e informaciones contenidas en otras fuentes, se aspira a identificar las vías de actuación autónoma de doña Constanza como agente histórico diferenciado, aunque inexorablemente asociado a Gondomar en el desempeño de labores de diplomacia en función del modelo teórico de la Diplomatic Working Couple. Nuestro análisis se concentra en sus cometidos como esposa de embajador durante la primera legación del conde (1613-1618), a quien acompañó personalmente a Inglaterra. En particular se hace hincapié en la gestión de los asuntos dinásticos, el gobierno de la embajada y su capilla, el cultivo de amistades aristocráticas en la corte, el desempeño de funciones de representación y las relaciones con la pareja regia —aspectos compartidos con otras «embaxadoras». Finalmente se ofrece un primer acercamiento a un episodio singular y eventualmente malogrado, pero que brinda perspectivas de gran interés en lo relativo a las posibilidades de agencia femenina en la diplomacia de Felipe III: la propuesta de que doña Constanza quedase sola como esposa de embajador en París en 1618 al servicio de la reina de Francia Ana María Mauricia de Austria (1601-1666). Nuestros resultados permiten empezar a perfilar a la condesa como actor diplomático, al tiempo que invitan a revisar desde nuevas perspectivas las actividades diplomáticas desarrolladas por el conde de Gondomar en Londres. Asimismo, nuestras conclusiones enfatizan el temprano reconocimiento de la figura de la «embaxadora» en el ceremonial cortesano jacobita, identifican las distintas modalidades de actuación de la pareja diplomática, evidencian el servicio prestado por la condesa tanto a su esposo como a su soberano y, al hacerlo, cuestionan la adscripción de las actividades de las esposas de embajadores al ámbito «informal» de la diplomacia del periodo moderno.","PeriodicalId":36695,"journal":{"name":"Revista de Historia Moderna","volume":" ","pages":""},"PeriodicalIF":0.3000,"publicationDate":"2023-07-10","publicationTypes":"Journal Article","fieldsOfStudy":null,"isOpenAccess":false,"openAccessPdf":"","citationCount":"0","resultStr":"{\"title\":\"Al servicio de su rey y su marido. 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Al servicio de su rey y su marido. Constanza de Acuña y la agencia femenina en la diplomacia de Felipe III (1613-1618)
Si bien Diego Sarmiento de Acuña (1567-1626), primer conde de Gondomar, ha sido celebrado desde el siglo XIX como uno de los más brillantes embajadores de la Edad Moderna hispana, muy poco se ha reflexionado sobre el papel que jugó su segunda esposa, Constanza de Acuña y Avellaneda (1570-1632), en el marco de sus embajadas londinenses. A partir del estudio del epistolario oficial y privado de la pareja e informaciones contenidas en otras fuentes, se aspira a identificar las vías de actuación autónoma de doña Constanza como agente histórico diferenciado, aunque inexorablemente asociado a Gondomar en el desempeño de labores de diplomacia en función del modelo teórico de la Diplomatic Working Couple. Nuestro análisis se concentra en sus cometidos como esposa de embajador durante la primera legación del conde (1613-1618), a quien acompañó personalmente a Inglaterra. En particular se hace hincapié en la gestión de los asuntos dinásticos, el gobierno de la embajada y su capilla, el cultivo de amistades aristocráticas en la corte, el desempeño de funciones de representación y las relaciones con la pareja regia —aspectos compartidos con otras «embaxadoras». Finalmente se ofrece un primer acercamiento a un episodio singular y eventualmente malogrado, pero que brinda perspectivas de gran interés en lo relativo a las posibilidades de agencia femenina en la diplomacia de Felipe III: la propuesta de que doña Constanza quedase sola como esposa de embajador en París en 1618 al servicio de la reina de Francia Ana María Mauricia de Austria (1601-1666). Nuestros resultados permiten empezar a perfilar a la condesa como actor diplomático, al tiempo que invitan a revisar desde nuevas perspectivas las actividades diplomáticas desarrolladas por el conde de Gondomar en Londres. Asimismo, nuestras conclusiones enfatizan el temprano reconocimiento de la figura de la «embaxadora» en el ceremonial cortesano jacobita, identifican las distintas modalidades de actuación de la pareja diplomática, evidencian el servicio prestado por la condesa tanto a su esposo como a su soberano y, al hacerlo, cuestionan la adscripción de las actividades de las esposas de embajadores al ámbito «informal» de la diplomacia del periodo moderno.