{"title":"向jose Luis博士diaz gomez致敬,纪念他80岁生日。2023年3月15日。INPRFM。","authors":"Héctor Pérez-Rincón García","doi":"10.17711/myc.2683-3018.2023.009","DOIUrl":null,"url":null,"abstract":"El doctor Don José Luis Díaz y yo debutamos en la Psiquiatría, con un año de diferencia y bajo la batuta de nuestro Maestro, Don Dionisio Nieto Gómez, en un momento en el que la especialidad se encontraba en un periodo de explicable euforia y optimismo derivados de la que se llamó su “tercera revolución”: la introducción en la decena anterior, a la mitad de la, por otro lado, calamitosa centuria, vigésima después de Cristo, de la moderna Psicofarmacología. En efecto, muy pocos años después del Primer Congreso Mundial de Psiquiatría, celebrado en París en 1950 bajo la Presidencia de Jean Delay, que se propuso reunir a los psiquiatras que la Segunda Guerra Mundial había separado y dificultado las comunicaciones científicas, surgieron aportes que habrían de cambiar el rostro de la especialidad médica que había nacido en esa misma ciudad en los tormentosos años de la Revolución Francesa: me refiero, por supuesto, a la aparición de los antipsicóticos, de los antidepresivos, de los ansiolíticos y de los moduladores de la periodicidad de la bipolaridad. Esas armas terapéuticas consideradas milagrosas no sólo cambiarían la práctica clínica y vaciarían los asilos, sino que permitirían llevar a esa especialidad al círculo piagetiano de las ciencias. La psicofarmacología participaría en un proceso de gran relevancia teórica y práctica: la introducción de las neurociencias en el terreno, hasta entonces demasiado especulativo, de la medicina mental. Para muchos historiadores su “segunda revolución” había sido la construcción del psicoanálisis que había seducido a no pocos especialistas en muchos países. Pocos fueron entre los años 20 y 50 del pasado siglo los que defendieron los enfoques de Griesinger (“las enfermedades mentales son enfermedades del cerebro”). Gracias en gran medida a la tenaz acción de Don Dionisio Nieto, hay que recordarlo, en nuestro país el psicoanálisis no alcanzó la amplitud e influencia que tuvo en los Estados Unidos y en la Argentina.","PeriodicalId":489465,"journal":{"name":"Mente y Cultura","volume":"14 1","pages":"0"},"PeriodicalIF":0.0000,"publicationDate":"2023-09-12","publicationTypes":"Journal Article","fieldsOfStudy":null,"isOpenAccess":false,"openAccessPdf":"","citationCount":"0","resultStr":"{\"title\":\"Palabras en homenaje al doctor José Luis Díaz Gómez en su octagésimo aniversario. 15 de marzo de 2023. 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摘要
医生,我Don jose Luis diaz和debutamos在精神病学,一年的间隔和我们的老师的指导下,唐酒孙子gomez)之际,正当的特长坐落在一个时期被称为“产生的兴奋和乐观的“革命”三:采用先前的十几个一半,另一方面,他们的世纪,基督的20后,现代精神病药物学。实际上很少,年后在巴黎举行的第一届世界精神病学大会主持下于1950年提议召集Jean Delay,精神病学家,第二次世界大战分开和加大通信科学的贡献就会出现扭转的医学专科,出生在同一城市在法国大革命的年代里:当然,我指的是抗精神病药、抗抑郁药、抗焦虑药和双相情感障碍周期性调节剂的出现。这些被认为是奇迹般的治疗武器不仅会改变临床实践,清空精神病院,而且还会让皮亚杰的科学圈把这一专业带进。精神药理学将参与一个具有重大理论和实践意义的过程:将神经科学引入到迄今为止过于推测的精神医学领域。对许多历史学家来说,他的“第二次革命”是精神分析的构建,吸引了许多国家的不少专家。在20世纪20年代到50年代之间,很少有人为格里辛格的方法辩护(“精神疾病是大脑疾病”)。我们必须记住,在很大程度上要感谢唐·迪奥尼西奥·涅托的顽强行动,在我国精神分析学没有达到它在美国和阿根廷所具有的广度和影响力。
Palabras en homenaje al doctor José Luis Díaz Gómez en su octagésimo aniversario. 15 de marzo de 2023. INPRFM.
El doctor Don José Luis Díaz y yo debutamos en la Psiquiatría, con un año de diferencia y bajo la batuta de nuestro Maestro, Don Dionisio Nieto Gómez, en un momento en el que la especialidad se encontraba en un periodo de explicable euforia y optimismo derivados de la que se llamó su “tercera revolución”: la introducción en la decena anterior, a la mitad de la, por otro lado, calamitosa centuria, vigésima después de Cristo, de la moderna Psicofarmacología. En efecto, muy pocos años después del Primer Congreso Mundial de Psiquiatría, celebrado en París en 1950 bajo la Presidencia de Jean Delay, que se propuso reunir a los psiquiatras que la Segunda Guerra Mundial había separado y dificultado las comunicaciones científicas, surgieron aportes que habrían de cambiar el rostro de la especialidad médica que había nacido en esa misma ciudad en los tormentosos años de la Revolución Francesa: me refiero, por supuesto, a la aparición de los antipsicóticos, de los antidepresivos, de los ansiolíticos y de los moduladores de la periodicidad de la bipolaridad. Esas armas terapéuticas consideradas milagrosas no sólo cambiarían la práctica clínica y vaciarían los asilos, sino que permitirían llevar a esa especialidad al círculo piagetiano de las ciencias. La psicofarmacología participaría en un proceso de gran relevancia teórica y práctica: la introducción de las neurociencias en el terreno, hasta entonces demasiado especulativo, de la medicina mental. Para muchos historiadores su “segunda revolución” había sido la construcción del psicoanálisis que había seducido a no pocos especialistas en muchos países. Pocos fueron entre los años 20 y 50 del pasado siglo los que defendieron los enfoques de Griesinger (“las enfermedades mentales son enfermedades del cerebro”). Gracias en gran medida a la tenaz acción de Don Dionisio Nieto, hay que recordarlo, en nuestro país el psicoanálisis no alcanzó la amplitud e influencia que tuvo en los Estados Unidos y en la Argentina.