{"title":"CARTA I","authors":"Tito","doi":"10.2307/j.ctv1595nbs.20","DOIUrl":null,"url":null,"abstract":"Estás seguro, José Emilio? Y te lo menciono porque he vuelto a leer tu bello libro Batallas en eldesierto. Yme atrevo a decirte que la novela es casi un mentís a estos versos. Creo que tu recuerdo de una época ---que en el tiempo tú y yo compartimosse acerca mucho al mío y al de quienes la vivieron. No hablo, desde luego, de la anécdota, que supongo será una combinación de hechos posibles e imaginación. ¿Pero qué otra cosa es el material de los libros? Sin embargo, pese a no haber yo conocido a Jim (y quizá ni tú), presencié historias de ese tipo. No, no me refiero a lo más puntual, sino a la perspectivaque aquel tiempo ofrece al escritor para que la historia se desarrolle tal ycomo tú la relatas. Aunque la buena pluma no es privilegio de todos. Quisiera decirte tantas cosas, y no sé cómo hacerlo para no atrabancarme. Por lo pronto, me detengo en la manera en que fuiste encarnando laescritura. Tanpocas páginas para tan amplio registro. Yes que Batallas en el desierto apela a todos los sentidos. Bueno, me dirás, ¿no es así como aprehendemos al mundo? Pero el Caso es que aquíhas prescindido de los adornosque suelen apuntalar muchas descripciones. Escribes, y así extiendes frente a nuestros ojos los elementos urbanos, las costumbres públicas y privadas, el habla cotidiana, el lento tránsito del tiempo sin necesidad de enfatizar lo que tan naturalmente cae en su sitio. Construyes la ciudad -una región de la ciudadde los años de tu niñez, de la mía. Tu libro hace las veces de una pequeña granmagdalenaque revive una épocasin que necesariamenteanuestro parecer todo tiempo pasado fUe[ra] mejor. Tendría que matizar mi comentario ---que no la cita-, en primer lugar porque el momento actual y nuestra ciudad tienen más de un tinte ominoso. Además, porque la evocación de la infancia nos hace añorar los años idos, con su ilusiónde unfuturo pleno, y la certeza de que el mundo no tenía frontera que no fuera posible cruzar. Los viajes de Veme ySalgari se perfilaban no sólo en los libros sino en la realidad de esos niños, del niño Carlos y, claro, del niño José Emilio. ¿Y qué hace la novela? Pu¿s lo que hace -y tan bienes desplegar la vida de barrio, de un barrio del que tú escribes al final de la narración: \"...demolieron mi casa, demolieron la coloniaRoma. Se acabó esa ciudad. Terminó aquel país. No hay memoria del México de aquellos años\". Así de irremediable se veía la desaparición de la Roma cuando tú te empeñaste en retenerla a través de la escritura. Porque ignorabas, entonces, que azarosamente iría a renacer de sus cenizas, lo que persistió, claro, lo que a punto de derrumbarse aún se mantenía en pie. Aunque ni barrio ni ciudad ni país son aquéllos. Ydespués dices: \"de ese horrorquién puede tener nostalgia\". Así sería al momento de elaborar tu libro, ahora no estoy tan segura de que este nuevo horror no sea mucho más terrible.","PeriodicalId":231609,"journal":{"name":"Poemas de amor / Love Poems","volume":"1 1","pages":"0"},"PeriodicalIF":0.0000,"publicationDate":"2020-10-06","publicationTypes":"Journal Article","fieldsOfStudy":null,"isOpenAccess":false,"openAccessPdf":"","citationCount":"0","resultStr":null,"platform":"Semanticscholar","paperid":null,"PeriodicalName":"Poemas de amor / Love Poems","FirstCategoryId":"1085","ListUrlMain":"https://doi.org/10.2307/j.ctv1595nbs.20","RegionNum":0,"RegionCategory":null,"ArticlePicture":[],"TitleCN":null,"AbstractTextCN":null,"PMCID":null,"EPubDate":"","PubModel":"","JCR":"","JCRName":"","Score":null,"Total":0}
Estás seguro, José Emilio? Y te lo menciono porque he vuelto a leer tu bello libro Batallas en eldesierto. Yme atrevo a decirte que la novela es casi un mentís a estos versos. Creo que tu recuerdo de una época ---que en el tiempo tú y yo compartimosse acerca mucho al mío y al de quienes la vivieron. No hablo, desde luego, de la anécdota, que supongo será una combinación de hechos posibles e imaginación. ¿Pero qué otra cosa es el material de los libros? Sin embargo, pese a no haber yo conocido a Jim (y quizá ni tú), presencié historias de ese tipo. No, no me refiero a lo más puntual, sino a la perspectivaque aquel tiempo ofrece al escritor para que la historia se desarrolle tal ycomo tú la relatas. Aunque la buena pluma no es privilegio de todos. Quisiera decirte tantas cosas, y no sé cómo hacerlo para no atrabancarme. Por lo pronto, me detengo en la manera en que fuiste encarnando laescritura. Tanpocas páginas para tan amplio registro. Yes que Batallas en el desierto apela a todos los sentidos. Bueno, me dirás, ¿no es así como aprehendemos al mundo? Pero el Caso es que aquíhas prescindido de los adornosque suelen apuntalar muchas descripciones. Escribes, y así extiendes frente a nuestros ojos los elementos urbanos, las costumbres públicas y privadas, el habla cotidiana, el lento tránsito del tiempo sin necesidad de enfatizar lo que tan naturalmente cae en su sitio. Construyes la ciudad -una región de la ciudadde los años de tu niñez, de la mía. Tu libro hace las veces de una pequeña granmagdalenaque revive una épocasin que necesariamenteanuestro parecer todo tiempo pasado fUe[ra] mejor. Tendría que matizar mi comentario ---que no la cita-, en primer lugar porque el momento actual y nuestra ciudad tienen más de un tinte ominoso. Además, porque la evocación de la infancia nos hace añorar los años idos, con su ilusiónde unfuturo pleno, y la certeza de que el mundo no tenía frontera que no fuera posible cruzar. Los viajes de Veme ySalgari se perfilaban no sólo en los libros sino en la realidad de esos niños, del niño Carlos y, claro, del niño José Emilio. ¿Y qué hace la novela? Pu¿s lo que hace -y tan bienes desplegar la vida de barrio, de un barrio del que tú escribes al final de la narración: "...demolieron mi casa, demolieron la coloniaRoma. Se acabó esa ciudad. Terminó aquel país. No hay memoria del México de aquellos años". Así de irremediable se veía la desaparición de la Roma cuando tú te empeñaste en retenerla a través de la escritura. Porque ignorabas, entonces, que azarosamente iría a renacer de sus cenizas, lo que persistió, claro, lo que a punto de derrumbarse aún se mantenía en pie. Aunque ni barrio ni ciudad ni país son aquéllos. Ydespués dices: "de ese horrorquién puede tener nostalgia". Así sería al momento de elaborar tu libro, ahora no estoy tan segura de que este nuevo horror no sea mucho más terrible.