{"title":"更多的是有礼貌的。对科瓦鲁比亚斯的批判性评论","authors":"José E. Burgos","doi":"10.17533/udea.rp.e350703","DOIUrl":null,"url":null,"abstract":"En su mayor parte, el artículo de Covarrubias es una especie de vitrina comercial en la que se exhiben algunos supuestos del enfoque de J. J. Gibson sobre la percepción, sin justificar por qué siquiera considerarlos, mucho menos aceptarlos, estableciéndose como otro baluarte separatista no muy distinto del kantoriano, skinneriano o cognitivista mentalista tradicional. Por esto, un comentario sustancial y sustantivo requiere situar el artículo en un contexto más amplio que trascienda su talante expositivo axiomático. El contexto es filosófico porque, en última instancia, de una u otra forma, todos los debates, conflictos y desacuerdos en torno a las temáticas de este número monográfico, incluyendo la del artículo de Covarrubias, tratan sobre supuestos metafísicos y epistemológicos. Tales supuestos tienden a ser tácitos, por lo que su importancia central en la determinación de las temáticas, así como sus fallas y virtudes, pasan desapercibidas. En este comentario identifico algunos de esos supuestos que, por su carácter tácito, han llevado a melodramas, es decir, presentaciones propagandistas, pugnas frívolas filosóficamente superficiales e innecesariamente prolongadas, confusas, superfluas y, por ello, perniciosas para la psicología. Los tres melodramas principales que identifico son: 1) el carácter presuntamente ‘revolucionario’ y ‘paradigmático’ del enfoque gibsoniano; 2) las disputas en torno a varias interrogantes medulares de este enfoque, enraizadas en un fundamentalismo esencialista endémico en la psicología que las considerada, caprichosamente, como necesarias para la investigación; y 3) la acusación falsa de que el cognitivismo mentalista tradicional es dualista. Finalizo mi comentario con una crítica de la aplicación propuesta por Covarrubias del planteamiento gibsoniano al análisis experimental de la conducta.","PeriodicalId":149652,"journal":{"name":"Revista de Psicología Universidad de Antioquia","volume":"42 1","pages":"0"},"PeriodicalIF":0.0000,"publicationDate":"2022-09-30","publicationTypes":"Journal Article","fieldsOfStudy":null,"isOpenAccess":false,"openAccessPdf":"","citationCount":"1","resultStr":"{\"title\":\"Más melodramas. Comentario crítico a Covarrubias\",\"authors\":\"José E. Burgos\",\"doi\":\"10.17533/udea.rp.e350703\",\"DOIUrl\":null,\"url\":null,\"abstract\":\"En su mayor parte, el artículo de Covarrubias es una especie de vitrina comercial en la que se exhiben algunos supuestos del enfoque de J. J. 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En su mayor parte, el artículo de Covarrubias es una especie de vitrina comercial en la que se exhiben algunos supuestos del enfoque de J. J. Gibson sobre la percepción, sin justificar por qué siquiera considerarlos, mucho menos aceptarlos, estableciéndose como otro baluarte separatista no muy distinto del kantoriano, skinneriano o cognitivista mentalista tradicional. Por esto, un comentario sustancial y sustantivo requiere situar el artículo en un contexto más amplio que trascienda su talante expositivo axiomático. El contexto es filosófico porque, en última instancia, de una u otra forma, todos los debates, conflictos y desacuerdos en torno a las temáticas de este número monográfico, incluyendo la del artículo de Covarrubias, tratan sobre supuestos metafísicos y epistemológicos. Tales supuestos tienden a ser tácitos, por lo que su importancia central en la determinación de las temáticas, así como sus fallas y virtudes, pasan desapercibidas. En este comentario identifico algunos de esos supuestos que, por su carácter tácito, han llevado a melodramas, es decir, presentaciones propagandistas, pugnas frívolas filosóficamente superficiales e innecesariamente prolongadas, confusas, superfluas y, por ello, perniciosas para la psicología. Los tres melodramas principales que identifico son: 1) el carácter presuntamente ‘revolucionario’ y ‘paradigmático’ del enfoque gibsoniano; 2) las disputas en torno a varias interrogantes medulares de este enfoque, enraizadas en un fundamentalismo esencialista endémico en la psicología que las considerada, caprichosamente, como necesarias para la investigación; y 3) la acusación falsa de que el cognitivismo mentalista tradicional es dualista. Finalizo mi comentario con una crítica de la aplicación propuesta por Covarrubias del planteamiento gibsoniano al análisis experimental de la conducta.