{"title":"Freud, Warburg y los dioses en el exilio","authors":"Andrés Barbarosch","doi":"10.36025/arj.v9i1.29635","DOIUrl":null,"url":null,"abstract":"Warburg comenta, en su estudio sobre los frescos del Palacio Schifanoia de Ferrara, que aunque su inclinación inicial era ocuparse de objetos bellos, abordar el problema que planteaba el desciframiento del conjunto lo llevó a las oscuras regiones de la superstición astral. En la tradición europea, advierte, los dioses antiguos se incorporaron, sin solución de continuidad, como demonios a la cosmovisión cristiana. Se trataba en los frescos, entonces, de los dioses del Olimpo, los cuales, bajo la influencia de Oriente, iban a asumir el gobierno de los planetas, prestándoles sus propios nombres con fines astrológicos. Esta idea de “dioses en el exilio”, que se halla ya en Heinrich Heine, es resignificada por Freud en “Lo ominoso” (Das Unheimlich), llevándola al propio sujeto: el doble ha devenido una figura terrorífica como los dioses, quienes, tras la ruina de su religión, se convierten en demonios. ¿Cuál es entonces la relación que traba el inconsciente con estos dioses en el exilio? ","PeriodicalId":149590,"journal":{"name":"ARJ – Art Research Journal: Revista de Pesquisa em Artes","volume":"34 1","pages":"0"},"PeriodicalIF":0.0000,"publicationDate":"2022-07-28","publicationTypes":"Journal Article","fieldsOfStudy":null,"isOpenAccess":false,"openAccessPdf":"","citationCount":"0","resultStr":null,"platform":"Semanticscholar","paperid":null,"PeriodicalName":"ARJ – Art Research Journal: Revista de Pesquisa em Artes","FirstCategoryId":"1085","ListUrlMain":"https://doi.org/10.36025/arj.v9i1.29635","RegionNum":0,"RegionCategory":null,"ArticlePicture":[],"TitleCN":null,"AbstractTextCN":null,"PMCID":null,"EPubDate":"","PubModel":"","JCR":"","JCRName":"","Score":null,"Total":0}
Warburg comenta, en su estudio sobre los frescos del Palacio Schifanoia de Ferrara, que aunque su inclinación inicial era ocuparse de objetos bellos, abordar el problema que planteaba el desciframiento del conjunto lo llevó a las oscuras regiones de la superstición astral. En la tradición europea, advierte, los dioses antiguos se incorporaron, sin solución de continuidad, como demonios a la cosmovisión cristiana. Se trataba en los frescos, entonces, de los dioses del Olimpo, los cuales, bajo la influencia de Oriente, iban a asumir el gobierno de los planetas, prestándoles sus propios nombres con fines astrológicos. Esta idea de “dioses en el exilio”, que se halla ya en Heinrich Heine, es resignificada por Freud en “Lo ominoso” (Das Unheimlich), llevándola al propio sujeto: el doble ha devenido una figura terrorífica como los dioses, quienes, tras la ruina de su religión, se convierten en demonios. ¿Cuál es entonces la relación que traba el inconsciente con estos dioses en el exilio?