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En la era del capital global, la propiedad por acciones destaca por su carácter rentista y parasitario, la cual es gestionada por funcionarios que se fueron desprendiendo de la función productiva para tornarse un sector especializado y relativamente autonomizado. No obstante, persiste una lumpenburguesía que recurre a métodos nocivos y obscenos, como la violencia y la corrupción. La pequeña burguesía, compuesta por el empresariado o falso trabajador libre, profesionistas e intelectuales, que se presenta como la clase media imbuida en la ideología emprendedora e individualista preñada de ilusiones y aspiraciones maximalistas, pero sucumbe ante las abruptas oscilaciones del ciclo económico. Esa estructura social está soportada por la formación de un proletariado internacional a disposición de los procesos industriales dislocados y la amplia gama de servicios que incluye perfiles laborales y grados de calificación, sobre todo de sectores altamente precarizados. 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Morfología del trabajo en el capitalismo global: trabajo social combinado y desvalorización laboral
En el capitalismo mundial, el trabajo potenciado por la ciencia y la tecnología redunda en una mayor productividad del trabajo social e introduce cambios en los ámbitos de la producción. Las clases sociales se recrean, confrontan y articulan para posibilitar el despliegue de la lógica de valorización del valor y armonizar el trabajo social combinado. En el cuadro general de la estructura de clases sociales emerge una nueva burguesía que concentra el gran capital, capitanea la nueva ola tecnológica, rediseña los planes de negocio y recodifica las funciones de propiedad y gestión empresarial. En la era del capital global, la propiedad por acciones destaca por su carácter rentista y parasitario, la cual es gestionada por funcionarios que se fueron desprendiendo de la función productiva para tornarse un sector especializado y relativamente autonomizado. No obstante, persiste una lumpenburguesía que recurre a métodos nocivos y obscenos, como la violencia y la corrupción. La pequeña burguesía, compuesta por el empresariado o falso trabajador libre, profesionistas e intelectuales, que se presenta como la clase media imbuida en la ideología emprendedora e individualista preñada de ilusiones y aspiraciones maximalistas, pero sucumbe ante las abruptas oscilaciones del ciclo económico. Esa estructura social está soportada por la formación de un proletariado internacional a disposición de los procesos industriales dislocados y la amplia gama de servicios que incluye perfiles laborales y grados de calificación, sobre todo de sectores altamente precarizados. El espectro del trabajo se amplifica con actividades no asalariadas pero subsumido indirectamente por el capital: trabajo campesino persistente, el trabajo de cuidados y la exclusión de jóvenes. En el fondo del abismo se ubica un cúmulo de trabajadores redundante, considerados desechables, desempleados crónicos. La alta precarización y exclusión presiona continuamente hacia la migración forzada, la criminalidad y el trabajo informal.