{"title":"驾驶,一种精神体验","authors":"Franck Damour","doi":"10.14422/ryf.vol286.i1459.y2022.004","DOIUrl":null,"url":null,"abstract":"Por término medio, un europeo utiliza su coche seis horas a la semana. Es mucho menos que un smartphone o un televisor, pero es suficiente para que sea uno de los objetos técnicos más utilizados. El coche no es un accesorio neutral y transparente, cambia nuestra percepción y acceso al mundo. La conducción es, pues, una de esas prácticas técnicas en las que se constituye nuestra humanidad. Esto significa que los desarrollos en la industria del automóvil no son ajenos a nuestra vida espiritual.","PeriodicalId":298045,"journal":{"name":"Razón y fe","volume":"34 1","pages":"0"},"PeriodicalIF":0.0000,"publicationDate":"2022-09-05","publicationTypes":"Journal Article","fieldsOfStudy":null,"isOpenAccess":false,"openAccessPdf":"","citationCount":"0","resultStr":"{\"title\":\"Conducir, una experiencia espiritual\",\"authors\":\"Franck Damour\",\"doi\":\"10.14422/ryf.vol286.i1459.y2022.004\",\"DOIUrl\":null,\"url\":null,\"abstract\":\"Por término medio, un europeo utiliza su coche seis horas a la semana. Es mucho menos que un smartphone o un televisor, pero es suficiente para que sea uno de los objetos técnicos más utilizados. El coche no es un accesorio neutral y transparente, cambia nuestra percepción y acceso al mundo. La conducción es, pues, una de esas prácticas técnicas en las que se constituye nuestra humanidad. Esto significa que los desarrollos en la industria del automóvil no son ajenos a nuestra vida espiritual.\",\"PeriodicalId\":298045,\"journal\":{\"name\":\"Razón y fe\",\"volume\":\"34 1\",\"pages\":\"0\"},\"PeriodicalIF\":0.0000,\"publicationDate\":\"2022-09-05\",\"publicationTypes\":\"Journal Article\",\"fieldsOfStudy\":null,\"isOpenAccess\":false,\"openAccessPdf\":\"\",\"citationCount\":\"0\",\"resultStr\":null,\"platform\":\"Semanticscholar\",\"paperid\":null,\"PeriodicalName\":\"Razón y fe\",\"FirstCategoryId\":\"1085\",\"ListUrlMain\":\"https://doi.org/10.14422/ryf.vol286.i1459.y2022.004\",\"RegionNum\":0,\"RegionCategory\":null,\"ArticlePicture\":[],\"TitleCN\":null,\"AbstractTextCN\":null,\"PMCID\":null,\"EPubDate\":\"\",\"PubModel\":\"\",\"JCR\":\"\",\"JCRName\":\"\",\"Score\":null,\"Total\":0}","platform":"Semanticscholar","paperid":null,"PeriodicalName":"Razón y fe","FirstCategoryId":"1085","ListUrlMain":"https://doi.org/10.14422/ryf.vol286.i1459.y2022.004","RegionNum":0,"RegionCategory":null,"ArticlePicture":[],"TitleCN":null,"AbstractTextCN":null,"PMCID":null,"EPubDate":"","PubModel":"","JCR":"","JCRName":"","Score":null,"Total":0}
Por término medio, un europeo utiliza su coche seis horas a la semana. Es mucho menos que un smartphone o un televisor, pero es suficiente para que sea uno de los objetos técnicos más utilizados. El coche no es un accesorio neutral y transparente, cambia nuestra percepción y acceso al mundo. La conducción es, pues, una de esas prácticas técnicas en las que se constituye nuestra humanidad. Esto significa que los desarrollos en la industria del automóvil no son ajenos a nuestra vida espiritual.