José María León Rubio, Raquel Marina Vázquez-Morejón Jiménez, José María León Pérez, Francisco J. Cantero Sánchez, Miryam Benítez González, Miguel Ángel Garrido Torres, María Reyes Bueno Moreno, Juan Pablo Sobrino Toro
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Abstract
Se trata de una reunión de un equipo de trabajo para determinar el perfil idóneo que deben reunir dos nuevos técnicos que deben incorporarse al proyecto en curso, conforme a lo presupuestado y la financiación obtenida. En el transcurso de esta, la persona que ejerce la coordinación deberá superar las resistencias de los demás miembros para ajustarse al orden del día, las confrontaciones entre ellos y la actitud contraria a participar de algunos de estos, lo que logrará mediante la aplicación de los tres pasos hacia la aserción: Escuchar activamente, decir lo que piensa y expresar lo que desea.
Resulta útil para explicar el concepto de habilidades sociales como la capacidad adquirida de captar, comprender y responder de manera efectiva a las demandas y requisitos de situaciones sociales. De este modo, se considera habilidoso a aquel que percibe las necesidades del interlocutor, se coloca en su posición y brinda una respuesta satisfactoria para ambos. Los elementos esenciales de la noción de competencia social son los siguientes:
Todos tenemos la capacidad de aprender habilidades sociales, dado que implican conductas que se manifiestan en situaciones de interacción social y pueden ser enseñadas o mejoradas mediante el aprendizaje. Las habilidades sociales no son atributos de la personalidad, sino más bien características de la conducta. No se trata de una capacidad exclusiva de personas extravertidas, comunicativas o amables, sino de un conjunto identificable de conductas específicas que todos podemos aprender. La probabilidad de su aparición está determinada por la interacción de factores personales y ambientales.
Para alcanzar nuestros objetivos, debemos ejercer influencia en nuestro entorno social, que es el lugar donde interactuamos con los demás siguiendo normas establecidas. En la mayoría de las ocasiones, lograr dichos objetivos implica coordinarnos con otros, tratar a las personas de una manera determinada y provocar cambios en su comportamiento hacia nosotros, entre otros aspectos.
Asimismo, diferentes situaciones demandan conductas distintas. Es decir, nuestro comportamiento debe adaptarse a los objetivos y exigencias del contexto, lo cual implica poseer y emplear un amplio repertorio de conductas y evitar patrones de comportamiento inflexibles. Por ejemplo, las respuestas necesarias para establecer un contacto personal efectivo por teléfono difieren de las que se requerirían para comunicar de forma eficaz los resultados de un proyecto de investigación o intervención. Una conducta considerada apropiada en una situación determinada puede ser claramente inapropiada en otra.
La competencia social está asociada con la eficacia en las interacciones interpersonales, ya que poseer habilidades sociales incrementa las probabilidades de obtener resultados y logros satisfactorios para todos los participantes involucrados. Estas habilidades se orientan hacia la consecución de diversos objetivos o recompensas, como por ejemplo, obtener mejoras materiales, obtener reconocimiento por parte de los demás o sentirnos satisfechos con nuestro desempeño profesional, resolver problemas con colegas y usuarios, entre otros.
A su vez, requieren la adecuada combinación de nuestros pensamientos, acciones y estados de ánimo o emociones, y su adaptación al interlocutor y al contexto en el que se desarrolla la interacción.