Constantino y Carlomagno como gobernantes sabios en la obra de Eusebio de Cesarea y Alcuino de York: la realeza sapiencial en la Antigüedad Tardía y la Alta Edad Media
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Abstract
Una y otra vez Eusebio de Cesarea y Alcuino de York eligieron presentar en sus escritos a sus soberanos, los emperadores Constantino el Grande y Carlomagno, como gobernantes sabios, vistiéndoles con ropajes platónicos y salomónicos. Entendemos que para entender este discurso sapiencial sobre la realeza debemos rastrear sus raíces hasta la recepción cristiana de la tradición sapiencial grecorromana y bíblica.A un tiempo el primer Emperador cristiano y el primer ‘Príncipe Teólogo’, Constantino el Grande ha sido vilipendiado como un tirano despiadado y un gobernante iletrado por autores antiguos y modernos. Sin embargo, todos los indicios apuntan a que fue el príncipe con la más alta formación cultural desde el siglo II d.C. y un devoto mecenas de las artes. Fue capaz no sólo de participar activamente en un griego fluido en los acalorados debates del Concilio de Nicea, sino también de escribir complejos tratados teológicos que defendieron una profunda teología política que incorporó ideas y expresiones de una gran variedad de fuentes, tanto cristianas como paganas. En este sentido, Eusebio nos presenta un retrato del primer emperador cristiano que es apropiadamente salomónico. En la narrativa constantiniana de Eusebio, el Emperador desempeña un papel sapiencial como carismático ‘Emperador-Predicador’, además de teólogo coronado. En este sentido, parece que la teología cristiana era importante para Constantino en la medida en que la sabiduría religiosa tenía una clara dimensión política, siendo así una prerrogativa principesca, y por lo tanto parte integral de los arcana Imperii. Cinco siglos más tarde, Alcuino de York representó en un estilo constantiniano a Carlomagno como un Rey-Predicador (Rex praedicator). Si comparamos la imagen sapiencial de la realeza en los textos constantinianos y carolingios, salta a la vista un notable parecido que apunta a una continuidad ideológica básica.
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