{"title":"Repensar las «seis revoluciones contemporáneas» del siglo XVII","authors":"F. Benigno","doi":"10.5944/etfiv.35.2022.36055","DOIUrl":null,"url":null,"abstract":"Releer hoy el libro de Roger Bigelow Merriman, Six Contemporaneous Revolutions, publicado en 1938, es a la vez instructivo y deprimente. Es, en primer lugar, instructivo porque el volumen contenía algunas intuiciones que, incluso por el momento en el que fueron escritas, merecen atención. El texto reflexionaba sobre un tiempo –esas dos décadas de mitad del siglo pasado– que vio cómo convulsiones políticas sin precedentes afectaron al continente europeo, y procuraba entrever algunos vínculos entre esas convulsiones que la planta esencialmente nacionalista de las tradiciones historiográficas impedía observar con claridad. En segundo lugar, el libro comparece como un elemento deprimente porque la historiografía no ha dado muchos pasos en la dirección sugerida en el texto. Ciertamente, los años cincuenta y sesenta del siglo XX constituyeron un periodo de gran interés en torno a las características comunes y las dificultades económico-sociales del Seiscientos. Es esta una época dominada por el tema de la crisis, apuntado ya en un artículo de Eric J. Hobsbawm en Past and Present en 1954 y, más tarde, desarrollado y transformado por Hugh Trevor Roper, en 1959, en la misma revista en «The General Crisis of the Seventeenth Century». Fue entonces cuando dio comienzo un debate que no es posible resumir aquí (me he ocupado de él en otro lugar) y que gravitaba esencialmente en torno a las razones económico-sociales –como se ha dicho–, sanitarias y militares de la crisis, definiendo un siglo de hierro dominado por los tradicionales flagelos y males de siempre: el hambre, la guerra y la peste. Esta discusión, que mantenía obvios lazos con esa otra sobre los orígenes de la revolución inglesa, se veía condicionada por contrapuntos ideológicos bien visibles a propósito de la idea del estado, de la cultura popular, de la modernidad y del papel de las llamadas revoluciones «burguesas». En el centro de todo ello se encontraba el análisis de las distintas clases sociales y de su actitud ante unos cambios implícitamente juzgados como necesarios. La historia política venía así a desarrollar un rol subordinado a los grandes esquemas explicativos que","PeriodicalId":31417,"journal":{"name":"Espacio Tiempo y Forma Serie IV Historia Moderna","volume":"57 1","pages":""},"PeriodicalIF":0.0000,"publicationDate":"2022-11-15","publicationTypes":"Journal Article","fieldsOfStudy":null,"isOpenAccess":false,"openAccessPdf":"","citationCount":"0","resultStr":null,"platform":"Semanticscholar","paperid":null,"PeriodicalName":"Espacio Tiempo y Forma Serie IV Historia Moderna","FirstCategoryId":"1085","ListUrlMain":"https://doi.org/10.5944/etfiv.35.2022.36055","RegionNum":0,"RegionCategory":null,"ArticlePicture":[],"TitleCN":null,"AbstractTextCN":null,"PMCID":null,"EPubDate":"","PubModel":"","JCR":"","JCRName":"","Score":null,"Total":0}
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Abstract
Releer hoy el libro de Roger Bigelow Merriman, Six Contemporaneous Revolutions, publicado en 1938, es a la vez instructivo y deprimente. Es, en primer lugar, instructivo porque el volumen contenía algunas intuiciones que, incluso por el momento en el que fueron escritas, merecen atención. El texto reflexionaba sobre un tiempo –esas dos décadas de mitad del siglo pasado– que vio cómo convulsiones políticas sin precedentes afectaron al continente europeo, y procuraba entrever algunos vínculos entre esas convulsiones que la planta esencialmente nacionalista de las tradiciones historiográficas impedía observar con claridad. En segundo lugar, el libro comparece como un elemento deprimente porque la historiografía no ha dado muchos pasos en la dirección sugerida en el texto. Ciertamente, los años cincuenta y sesenta del siglo XX constituyeron un periodo de gran interés en torno a las características comunes y las dificultades económico-sociales del Seiscientos. Es esta una época dominada por el tema de la crisis, apuntado ya en un artículo de Eric J. Hobsbawm en Past and Present en 1954 y, más tarde, desarrollado y transformado por Hugh Trevor Roper, en 1959, en la misma revista en «The General Crisis of the Seventeenth Century». Fue entonces cuando dio comienzo un debate que no es posible resumir aquí (me he ocupado de él en otro lugar) y que gravitaba esencialmente en torno a las razones económico-sociales –como se ha dicho–, sanitarias y militares de la crisis, definiendo un siglo de hierro dominado por los tradicionales flagelos y males de siempre: el hambre, la guerra y la peste. Esta discusión, que mantenía obvios lazos con esa otra sobre los orígenes de la revolución inglesa, se veía condicionada por contrapuntos ideológicos bien visibles a propósito de la idea del estado, de la cultura popular, de la modernidad y del papel de las llamadas revoluciones «burguesas». En el centro de todo ello se encontraba el análisis de las distintas clases sociales y de su actitud ante unos cambios implícitamente juzgados como necesarios. La historia política venía así a desarrollar un rol subordinado a los grandes esquemas explicativos que
今天重读罗杰·毕格罗·梅里曼(Roger Bigelow Merriman) 1938年出版的《六次当代革命》(Six contemporanous revolution)既具有教育意义,又令人沮丧。首先,这本书很有启发性,因为它包含了一些直觉,即使在它们被写出来的时候,也值得注意。这篇文章反映了一个时代——上世纪50年代——前所未有的政治动荡影响了欧洲大陆,并试图揭示这些动荡之间的一些联系,而历史传统的民族主义本质上阻止了这些联系被清楚地观察到。其次,这本书似乎是一个令人沮丧的元素,因为史学并没有在文本中建议的方向上采取很多步骤。当然,20世纪50年代和60年代是人们对16世纪的共同特征和经济和社会困难非常感兴趣的时期。这是一个危机主题主导的时代,埃里克·j·霍布斯鲍姆(Eric J. Hobsbawm)在1954年的《过去与现在》(Past and Present)杂志上发表了一篇文章,后来休·特雷弗·罗珀(Hugh Trevor Roper)在1959年的《17世纪的普遍危机》(The General crisis of The Seventeenth Century)杂志上进一步发展和改变了这一主题。那时不可能总结了讨论(我照顾他在其他地方),gravitaba基本上是围绕原因层面是说—如前所述—、卫生和军事危机,定义一个世纪老铁受制于传统的祸患恶:饥荒、战争和瘟疫。这一讨论与另一场关于英国革命起源的讨论有着明显的联系,它受到了关于国家观念、流行文化、现代性和所谓“资产阶级”革命作用的明显意识形态对位的限制。所有这一切的核心是对不同社会阶层的分析,以及他们对被含蓄地认为是必要的变革的态度。因此,政治历史发展了一种从属的作用,服从于大的解释方案