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Abstract
Hacia 1750 los avances científicos se abren camino por la experimentación llevada a cabo por una serie de personajes insertos en una sociedad que lo demandaba. Se sospechaba que la electricidad, que era un fenómeno conocido, y el rayo podían ser una misma cosa y, además, podía ser manejada y puesta al servicio del nuevo hombre nacido de las nuevas estructuras estatales. Nació así la filosofía natural que fue la dedicación y explicación del mundo a partir de la observación de la naturaleza. De ahí encontramos la explicación de la creación del pararrayos, artilugio inventado por Benjamin Franklin y lo que fue considerado un primer paso para domar esa naturaleza. Paralelamente los pintores de la época tendieron a ejecutar cuadros donde estos agentes meteorológicos fueron los protagonistas pero, como artistas, cada uno le otorgó un sentido al servicio de su obra: Benjamin West (1738-1820), Francesco Casanova (1727-1802), Gaspar Wolf (1735-1783), James Gillray (1757-1815), Samuel Colman (1780-1845), John Martin (1789-1854), Charles Deas (1818-1867), Maxim Nikiforovich Vorobiev (1787-1855), Evelyne De Morgan (1855-1919), etc.