{"title":"La cubierta arbórea de la Alameda Central de la Ciudad de México: 1ª parte","authors":"H. M. Benavides Meza","doi":"10.29298/rmcf.v14i75.1294","DOIUrl":null,"url":null,"abstract":"En enero de 1592, Luis de Velasco, virrey de la Nueva España, solicitó al Ayuntamiento de la Ciudad de México la construcción de un lugar que sirviera para el recreo y esparcimiento de los habitantes de la capital del virreinato. En seguimiento a dicha petición, se seleccionó un sitio al poniente de la ciudad que se denominó Alameda Central y en abril del mismo año se plantaron alrededor de mil árboles de las especies Populus alba, P. nigra y Alnus sp. La Alameda de la Ciudad de México cumplió desde su creación con todos los criterios qué en la actualidad se definen para un área verde urbana, entre los que destacan que el sitio sea de propiedad de la ciudad, se encuentre dentro de sus límites geográficos y sea de uso público para el disfrute de sus habitantes. En los años iniciales se presentaron muchas dificultades para el establecimiento y consolidación del arbolado, debido principalmente a inundaciones periódicas y la salinidad del Lago de Texcoco. Conforme pasaron los siglos las condiciones ambientales de la cuenca, la ciudad y la alameda fueron cambiando, lo que implicó retos permanentes para su continuidad. Se comentan las actividades que se llevaron a cabo en torno a esta situación durante el virreinato, el período post Independencia y el Segundo Imperio Mexicano, entre las que destaca la plantación de diferentes especies como sería el caso de Salix sp., Fraxinus uhdei, Taxodium mucronatum y posteriormente Ligustrum lucidum, Cupressus lusitánica y Eucalyptus sp.","PeriodicalId":53073,"journal":{"name":"Revista Mexicana de Ciencias Forestales","volume":" ","pages":""},"PeriodicalIF":0.0000,"publicationDate":"2022-12-19","publicationTypes":"Journal Article","fieldsOfStudy":null,"isOpenAccess":false,"openAccessPdf":"","citationCount":"1","resultStr":null,"platform":"Semanticscholar","paperid":null,"PeriodicalName":"Revista Mexicana de Ciencias Forestales","FirstCategoryId":"1085","ListUrlMain":"https://doi.org/10.29298/rmcf.v14i75.1294","RegionNum":0,"RegionCategory":null,"ArticlePicture":[],"TitleCN":null,"AbstractTextCN":null,"PMCID":null,"EPubDate":"","PubModel":"","JCR":"Q3","JCRName":"Agricultural and Biological Sciences","Score":null,"Total":0}
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Abstract
En enero de 1592, Luis de Velasco, virrey de la Nueva España, solicitó al Ayuntamiento de la Ciudad de México la construcción de un lugar que sirviera para el recreo y esparcimiento de los habitantes de la capital del virreinato. En seguimiento a dicha petición, se seleccionó un sitio al poniente de la ciudad que se denominó Alameda Central y en abril del mismo año se plantaron alrededor de mil árboles de las especies Populus alba, P. nigra y Alnus sp. La Alameda de la Ciudad de México cumplió desde su creación con todos los criterios qué en la actualidad se definen para un área verde urbana, entre los que destacan que el sitio sea de propiedad de la ciudad, se encuentre dentro de sus límites geográficos y sea de uso público para el disfrute de sus habitantes. En los años iniciales se presentaron muchas dificultades para el establecimiento y consolidación del arbolado, debido principalmente a inundaciones periódicas y la salinidad del Lago de Texcoco. Conforme pasaron los siglos las condiciones ambientales de la cuenca, la ciudad y la alameda fueron cambiando, lo que implicó retos permanentes para su continuidad. Se comentan las actividades que se llevaron a cabo en torno a esta situación durante el virreinato, el período post Independencia y el Segundo Imperio Mexicano, entre las que destaca la plantación de diferentes especies como sería el caso de Salix sp., Fraxinus uhdei, Taxodium mucronatum y posteriormente Ligustrum lucidum, Cupressus lusitánica y Eucalyptus sp.