The Nonreader Citizen and the Nation in Rosa Beltrán’s Efectos secundarios (2011)

Abstract

Abstract:Increasing literacy rates and engagement with reading as a cultural practice in Mexico has been the focus of many postrevolutionary programs, yet studies show that few Mexicans choose to read on a regular, voluntary basis. While the image of Mexicans as nonreaders is a common theme in contemporary Mexican literature and popular culture, few studies exist on the topic. This article analyzes representations of the nonreader in Rosa Beltrán’s novel Efectos secundarios (2011) and the relationship of these portrayals to citizenship, cultural policy and management, the cultural industry, and the effects of neoliberalism in twenty-first-century Mexico. While novels such as El último lector (Toscana 2004; The last reader) and advertising, such as that of the Gandhi bookstore chain, depict reading apathy as a personal failure on the part of Mexican citizens and a lack of volition to exercise what might be seen as a civic responsibility, Beltrán’s novel shows Mexican nonreaders as victims of a failed state marked by corruption, impunity, insecurity, and violence, which impede reading as a cultural practice. Because a reading public may be seen as vital for democracy, Beltrán’s novel invites critical engagement with key debates on reading and education policy, the politics of the Mexican publishing industry, and the effects of corruption and violence on the distribution of cultural goods.Abstract:En México, aumentar los índices de alfabetización y el interés en la lectura como una práctica cultural ha sido el objetivo de numerosos programas desde los tiempos posrevolucionarios. Aún así, según diversos estudios, pocos son los mexicanos que leen de manera regular y voluntaria. Aunque la imagen de los mexicanos como no lectores es una idea recurrente en la literatura contemporánea mexicana y la cultura popular, existen pocos estudios sobre esta temática. En este ensayo, analizo las representaciones de mexicanos no lectores en la novela Efectos secundarios de Rosa Beltrán (2011), incluyendo la relación de estas representaciones con ideas de ciudadanía, políticas, gestorías e industrias culturales y los efectos neoliberales en el México del siglo XXI. Mientras novelas como El último lector (Toscana 2004) y anuncios comerciales, como los de la librería Gandhi, representan la apatía por la lectura como una falla personal de los mexicanos y una falta de voluntad, y por no ejercer lo que podría ser visto como una responsabilidad cívica, la novela de Beltrán presenta a los mexicanos no lectores como víctimas de un estado fallido marcado por la corrupción, impunidad, inseguridad y violencia, impidiendo la lectura como una práctica cultural. Puesto que el público lector podría ser considerado como vital para la democracia, la novela de Beltrán invita a una discusión crítica sobre debates referentes a políticas educativas, políticas editoriales y los efectos de la corrupción y la violencia en la distribución de bienes culturales en el país.