{"title":"“Involucrado en algo”: negación y estigma en la “guerra contra las drogas” de México","authors":"Claire Moon, Javier Trevino Rangel","doi":"10.15446/rcs.v46n1.95126","DOIUrl":null,"url":null,"abstract":"Este artículo responde empíricamente a la pregunta que alguna vez planteó Stan Cohen: “¿por qué la ‘reacción’ al sufrimiento y al dolor de otros —particularmente al sufrimiento y al dolor que resultan de lo que llamamos ‘violaciones de los derechos humanos’— toma, con tanta frecuencia, forma de negación, evasión, pasividad, indiferencia, justificación o colusión?”. Nuestro contexto es la “guerra contra las drogas” en México. Desde 2006, esta “guerra” ha cobrado las vidas de cerca de 240 000 ciudadanos mexicanos y ha desaparecido a cerca de 60 000. Entre los perpetradores se incluyen bandas del crimen organizado y fuerzas de seguridad del Estado. La violencia es ubicua y ampliamente conocida. La mayoría de la gente está en riesgo. Nuestro estudio se basa en entrevistas cualitativas y grupos de enfoque con 68 “mexicanos ordinarios” de cinco ciudades diferentes con distintos niveles de violencia. Estudia la proximidad de los participantes a las víctimas y los mecanismos psicológicos de defensa que usan para lidiar con la proximidad de la violencia. Descubrimos que 62 de nuestros participantes conocían, directa o indirectamente, a una o más personas afectadas. También encontramos que la principal justificación o mecanismo de defensa que las personas utilizan para hacer frente a la violencia es suponer que las víctimas “estaban involucradas en algo” (narcotráfico o crimen organizado) y, por tanto, “merecían lo que les pasó”. Lo anterior hace eco de los discursos oficiales dominantes acerca de la violencia. Sostenemos que el discurso del “involucramiento” es un discurso de negación que juega tres papeles principales en una sociedad altamente violenta, en la que prácticamente nadie es inmune: enmascarar la violencia de Estado, estigmatizar a las víctimas y autorizar la pasividad de los observadores (bystanders). De esta manera, mostramos cómo la negación oficial y la negación individual convergen, coexisten, se reproducen y tienen un papel central en perpetuar la violencia.","PeriodicalId":41812,"journal":{"name":"Revista Colombiana de Sociologia","volume":"30 1","pages":"0"},"PeriodicalIF":0.2000,"publicationDate":"2023-02-07","publicationTypes":"Journal Article","fieldsOfStudy":null,"isOpenAccess":false,"openAccessPdf":"","citationCount":"0","resultStr":null,"platform":"Semanticscholar","paperid":null,"PeriodicalName":"Revista Colombiana de Sociologia","FirstCategoryId":"1085","ListUrlMain":"https://doi.org/10.15446/rcs.v46n1.95126","RegionNum":0,"RegionCategory":null,"ArticlePicture":[],"TitleCN":null,"AbstractTextCN":null,"PMCID":null,"EPubDate":"","PubModel":"","JCR":"Q4","JCRName":"SOCIOLOGY","Score":null,"Total":0}
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Abstract
Este artículo responde empíricamente a la pregunta que alguna vez planteó Stan Cohen: “¿por qué la ‘reacción’ al sufrimiento y al dolor de otros —particularmente al sufrimiento y al dolor que resultan de lo que llamamos ‘violaciones de los derechos humanos’— toma, con tanta frecuencia, forma de negación, evasión, pasividad, indiferencia, justificación o colusión?”. Nuestro contexto es la “guerra contra las drogas” en México. Desde 2006, esta “guerra” ha cobrado las vidas de cerca de 240 000 ciudadanos mexicanos y ha desaparecido a cerca de 60 000. Entre los perpetradores se incluyen bandas del crimen organizado y fuerzas de seguridad del Estado. La violencia es ubicua y ampliamente conocida. La mayoría de la gente está en riesgo. Nuestro estudio se basa en entrevistas cualitativas y grupos de enfoque con 68 “mexicanos ordinarios” de cinco ciudades diferentes con distintos niveles de violencia. Estudia la proximidad de los participantes a las víctimas y los mecanismos psicológicos de defensa que usan para lidiar con la proximidad de la violencia. Descubrimos que 62 de nuestros participantes conocían, directa o indirectamente, a una o más personas afectadas. También encontramos que la principal justificación o mecanismo de defensa que las personas utilizan para hacer frente a la violencia es suponer que las víctimas “estaban involucradas en algo” (narcotráfico o crimen organizado) y, por tanto, “merecían lo que les pasó”. Lo anterior hace eco de los discursos oficiales dominantes acerca de la violencia. Sostenemos que el discurso del “involucramiento” es un discurso de negación que juega tres papeles principales en una sociedad altamente violenta, en la que prácticamente nadie es inmune: enmascarar la violencia de Estado, estigmatizar a las víctimas y autorizar la pasividad de los observadores (bystanders). De esta manera, mostramos cómo la negación oficial y la negación individual convergen, coexisten, se reproducen y tienen un papel central en perpetuar la violencia.