Daniela Salazar Porras, Lilliana Marcela Aguilar Hernández, Fernando José González Alfaro
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Abstract
La ictericia neonatal consta de la aparición de coloración amarillenta en la piel y las membranas mucosas, particularmente en las escleróticas, la cual se presenta durante los primeros días de vida de un recién nacido, y es considerada uno de los motivos de consulta más frecuentes en periodo neonatal.
Esta condición se debe al exceso de bilirrubina en la sangre, que se acumula en los tejidos cuando sus niveles en suero superan un cierto umbral.
Según las estimaciones, a nivel global se presentan alrededor de 481 000 casos de hiperbilirrubinemia e ictericia en recién nacidos cada año, de los cuales aproximadamente 63 000 sobreviven, pero quedan con alguna discapacidad crónica grave.
Se han identificado diversos factores que aumentan el riesgo de desarrollar ictericia en los recién nacidos, siendo los más relevantes la prematuridad, la lactancia materna, el género masculino, una edad gestacional inferior a las 37 semanas, la presencia de sangre extravasada y la reabsorción de hematomas como el cefalohematoma, una mayor masa eritrocitaria en caso de policitemia, un aumento de la circulación enterohepática, infecciones intrauterinas, incompatibilidad ABO o Rh, infecciones del tracto urinario no tratadas en la madre y sepsis neonatal.
El diagnóstico de ictericia neonatal causada por hiperbilirrubinemia se sospecha comúnmente por la coloración amarillenta del recién nacido, pero se debe confirmar mediante la medición de los niveles de bilirrubina en suero, aunque ahora también se utiliza la medición transcutánea. Para tratarlo, se utilizan la fototerapia y la exanguinotransfusión.