{"title":"Ya no nos pueden matar… porque ya estamos muertos: Abismo, posibilidad, agotamiento, resistencia e insurrección.","authors":"Toboso Galindo, Juan Luís","doi":"10.4995/cep4.2019.10516","DOIUrl":null,"url":null,"abstract":"Todas las formas posible de fracaso aparecen ante nosotros cuando contemplamos con desasosiego el vértigo entre la figura del equilibrista y la del artista contemporáneo. Ambos agentes presentan, a parte de obvias realizaciones estéticas y formales en el desempeño de su destreza, algo que vas más allá de este simple vértigo: una actitud de riesgo perseverante que nos expone de forma rigurosamente explicita al abismo. Nuestro cuerpos asumen al límite su condición de espacio para la experimentación de este vértigo de inclinación ferozAsí, todo gesto creativo implica, en sentido estricto, una confrontación directa con el abismo: sea este el abismo de las múltiples formas en que nuestro trabajo puede transformarse, es decir, en la incertidumbre de las formas y en la aceptación de la performatividad autónoma de la materia, o mediante la exposición al abismo de nuestras ideas.Lo que nos apasiona de este paralelo ultrapasa, de forma desmedida, cualquier análisis formal de la imagen entre ambos para indagar cuestiones relacionadas con una especie de amenaza: la de la estabilidad en contraposición a la inestabilidad de la cuerda floja. El fracaso, la decepción, la ruina: ¿acaso no son estas ideas una constante presencia en un cuerpo de trabajo con vocación de éxito?. La expectativa del fracaso en el deambular de una cuerda floja, es igualmente proporcional al la posibilidad de un fracaso con éxito.Y en este punto es cuando podemos entonces asumir el fracaso como posicionamiento estético-político: como estado vibrante de revuelta contra la producción de un modelo de vida capitalista color de rosa, y hacia la invención del cotidiano como una forma de emancipación y de nuevas subjetividades adyacentes.Este ejercicio como forma de resistencia a la hiperactividad enunciada por el estilo de vida del emprendedor neoliberal, anuncia un nuevo paradigma de acción donde el riesgo a caer al vacío explorando sus límites, suponga asumir el fracaso como posibilidad de transformación. ","PeriodicalId":143738,"journal":{"name":"Libro de actas. IV Congreso Internacional Estética y Política: Poéticas del desacuerdo para una democracia plural","volume":null,"pages":null},"PeriodicalIF":0.0000,"publicationDate":"2019-10-30","publicationTypes":"Journal Article","fieldsOfStudy":null,"isOpenAccess":false,"openAccessPdf":"","citationCount":"0","resultStr":null,"platform":"Semanticscholar","paperid":null,"PeriodicalName":"Libro de actas. IV Congreso Internacional Estética y Política: Poéticas del desacuerdo para una democracia plural","FirstCategoryId":"1085","ListUrlMain":"https://doi.org/10.4995/cep4.2019.10516","RegionNum":0,"RegionCategory":null,"ArticlePicture":[],"TitleCN":null,"AbstractTextCN":null,"PMCID":null,"EPubDate":"","PubModel":"","JCR":"","JCRName":"","Score":null,"Total":0}
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Abstract
Todas las formas posible de fracaso aparecen ante nosotros cuando contemplamos con desasosiego el vértigo entre la figura del equilibrista y la del artista contemporáneo. Ambos agentes presentan, a parte de obvias realizaciones estéticas y formales en el desempeño de su destreza, algo que vas más allá de este simple vértigo: una actitud de riesgo perseverante que nos expone de forma rigurosamente explicita al abismo. Nuestro cuerpos asumen al límite su condición de espacio para la experimentación de este vértigo de inclinación ferozAsí, todo gesto creativo implica, en sentido estricto, una confrontación directa con el abismo: sea este el abismo de las múltiples formas en que nuestro trabajo puede transformarse, es decir, en la incertidumbre de las formas y en la aceptación de la performatividad autónoma de la materia, o mediante la exposición al abismo de nuestras ideas.Lo que nos apasiona de este paralelo ultrapasa, de forma desmedida, cualquier análisis formal de la imagen entre ambos para indagar cuestiones relacionadas con una especie de amenaza: la de la estabilidad en contraposición a la inestabilidad de la cuerda floja. El fracaso, la decepción, la ruina: ¿acaso no son estas ideas una constante presencia en un cuerpo de trabajo con vocación de éxito?. La expectativa del fracaso en el deambular de una cuerda floja, es igualmente proporcional al la posibilidad de un fracaso con éxito.Y en este punto es cuando podemos entonces asumir el fracaso como posicionamiento estético-político: como estado vibrante de revuelta contra la producción de un modelo de vida capitalista color de rosa, y hacia la invención del cotidiano como una forma de emancipación y de nuevas subjetividades adyacentes.Este ejercicio como forma de resistencia a la hiperactividad enunciada por el estilo de vida del emprendedor neoliberal, anuncia un nuevo paradigma de acción donde el riesgo a caer al vacío explorando sus límites, suponga asumir el fracaso como posibilidad de transformación.