{"title":"El Yo corporal: desafío docente y pastoral","authors":"César Orlando Sánchez Rivera","doi":"10.5377/aiunicaes.v12i1.16622","DOIUrl":null,"url":null,"abstract":"El materialismo práctico, mercantil y dialéctico que vivimos es un reduccionismo monista respecto al cuerpo humano; monismo que niega la dimensión espiritual de la persona humana, y deja - además, sin resolver - la complejidad y unidad del cuerpo y la persona. Estamos ante un reduccionismo antropológico que al separar el amor agápico de la sexualidad, como modo de ser de la persona humana, ha conducido a una devaluación de la persona misma, cuya dignidad ha sido subrayada por el Concilio Vaticano II mediante la antropología personalista, como respuesta eclesial a la secularización del cuerpo humano. Esto, después de medio siglo, sigue siendo un vacío pastoral y un vacío formativo para la educación universitaria, como respuesta de fondo al mundo actual.","PeriodicalId":318211,"journal":{"name":"Anuario de Investigación: Universidad Católica de El Salvador","volume":"46 1","pages":"0"},"PeriodicalIF":0.0000,"publicationDate":"2023-08-30","publicationTypes":"Journal Article","fieldsOfStudy":null,"isOpenAccess":false,"openAccessPdf":"","citationCount":"0","resultStr":null,"platform":"Semanticscholar","paperid":null,"PeriodicalName":"Anuario de Investigación: Universidad Católica de El Salvador","FirstCategoryId":"1085","ListUrlMain":"https://doi.org/10.5377/aiunicaes.v12i1.16622","RegionNum":0,"RegionCategory":null,"ArticlePicture":[],"TitleCN":null,"AbstractTextCN":null,"PMCID":null,"EPubDate":"","PubModel":"","JCR":"","JCRName":"","Score":null,"Total":0}
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Abstract
El materialismo práctico, mercantil y dialéctico que vivimos es un reduccionismo monista respecto al cuerpo humano; monismo que niega la dimensión espiritual de la persona humana, y deja - además, sin resolver - la complejidad y unidad del cuerpo y la persona. Estamos ante un reduccionismo antropológico que al separar el amor agápico de la sexualidad, como modo de ser de la persona humana, ha conducido a una devaluación de la persona misma, cuya dignidad ha sido subrayada por el Concilio Vaticano II mediante la antropología personalista, como respuesta eclesial a la secularización del cuerpo humano. Esto, después de medio siglo, sigue siendo un vacío pastoral y un vacío formativo para la educación universitaria, como respuesta de fondo al mundo actual.