{"title":"LA SABIDURÍA TRÁGICA Y LA FRAGILIDAD DE LA DEMOCRACIA","authors":"E. Maldonado","doi":"10.4995/cep4.2019.10318","DOIUrl":null,"url":null,"abstract":"Un desasosiego remueve la filosofía política en los últimos años. Ha aumentado la preocupación por la democracia, ya que son cada vez más las voces que señalan una crisis de este modelo político tanto en el ámbito teórico, como el práctico, como es el hecho de la propensión cada vez mayor de una polarización del jugo político, aparte de la aparición de propuestas políticas racistas y excluyentes que tienen una resonancia cada vez mayor en los votantes, algo impensable hace unos años. Son muchos los motivos para haber llegado a esta situación, como las desigualdades que se han multiplicado después de la crisis del 2008, así como la percepción de las malas prácticas de las élites políticas y económicas, y de la incapacidad de suministrar políticas acertadas. También ha habido una decepción de la democracia al descubrir su vulnerabilidad. Pero uno de los problemas es que nos olvidamos que cuando hablamos de democracia lo hacemos de dos significados a la vez: la democracia real y la democracia ideal, la que queremos aspirar. Porque lo peor que le puede ocurrir a la democracia es que pensemos que ya la hemos conquistado. La democracia no es érgon, un producto acabado, sino que es constitutivamente enérgeia, la permanente acción de producirla…” Es sintomático que en el mundo moderno la tragedia pugne a abrirse camino. Por ello, parece pertinente reinterpretar los mitos trágicos que provienen de la Grecia antigua, así como las de autores como Shakespeare, y cuyo eje es el conflicto. Martha Nussbaum nos exhorta a reflexionar sobre los “conflictos morales” que propone la tragedia. Unos conflictos que, desde una perspectiva racional, como la de Sócrates, se solucionarían descubriendo cuál es la opción correcta. Pero la tragedia se mantiene en la complejidad de las “apariencias”, de la elección práctica vivida, o, en una pluralidad de valores y la posibilidad de que surjan conflictos ente ellos. La tragedia no solo pregunta, sino que hace de la falta de respuestas la razón fundamental de su existencia. Preguntas no solo sociales o políticas, sino, sin fractura alguna, preguntas inscritas en la existencia individual. El conflicto entre las razones personales y las razones políticas se producen en un mismo plano. He ahí la sabiduría trágica ante la fragilidad de la democracia.","PeriodicalId":143738,"journal":{"name":"Libro de actas. IV Congreso Internacional Estética y Política: Poéticas del desacuerdo para una democracia plural","volume":null,"pages":null},"PeriodicalIF":0.0000,"publicationDate":"2019-10-30","publicationTypes":"Journal Article","fieldsOfStudy":null,"isOpenAccess":false,"openAccessPdf":"","citationCount":"0","resultStr":null,"platform":"Semanticscholar","paperid":null,"PeriodicalName":"Libro de actas. IV Congreso Internacional Estética y Política: Poéticas del desacuerdo para una democracia plural","FirstCategoryId":"1085","ListUrlMain":"https://doi.org/10.4995/cep4.2019.10318","RegionNum":0,"RegionCategory":null,"ArticlePicture":[],"TitleCN":null,"AbstractTextCN":null,"PMCID":null,"EPubDate":"","PubModel":"","JCR":"","JCRName":"","Score":null,"Total":0}
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Abstract
Un desasosiego remueve la filosofía política en los últimos años. Ha aumentado la preocupación por la democracia, ya que son cada vez más las voces que señalan una crisis de este modelo político tanto en el ámbito teórico, como el práctico, como es el hecho de la propensión cada vez mayor de una polarización del jugo político, aparte de la aparición de propuestas políticas racistas y excluyentes que tienen una resonancia cada vez mayor en los votantes, algo impensable hace unos años. Son muchos los motivos para haber llegado a esta situación, como las desigualdades que se han multiplicado después de la crisis del 2008, así como la percepción de las malas prácticas de las élites políticas y económicas, y de la incapacidad de suministrar políticas acertadas. También ha habido una decepción de la democracia al descubrir su vulnerabilidad. Pero uno de los problemas es que nos olvidamos que cuando hablamos de democracia lo hacemos de dos significados a la vez: la democracia real y la democracia ideal, la que queremos aspirar. Porque lo peor que le puede ocurrir a la democracia es que pensemos que ya la hemos conquistado. La democracia no es érgon, un producto acabado, sino que es constitutivamente enérgeia, la permanente acción de producirla…” Es sintomático que en el mundo moderno la tragedia pugne a abrirse camino. Por ello, parece pertinente reinterpretar los mitos trágicos que provienen de la Grecia antigua, así como las de autores como Shakespeare, y cuyo eje es el conflicto. Martha Nussbaum nos exhorta a reflexionar sobre los “conflictos morales” que propone la tragedia. Unos conflictos que, desde una perspectiva racional, como la de Sócrates, se solucionarían descubriendo cuál es la opción correcta. Pero la tragedia se mantiene en la complejidad de las “apariencias”, de la elección práctica vivida, o, en una pluralidad de valores y la posibilidad de que surjan conflictos ente ellos. La tragedia no solo pregunta, sino que hace de la falta de respuestas la razón fundamental de su existencia. Preguntas no solo sociales o políticas, sino, sin fractura alguna, preguntas inscritas en la existencia individual. El conflicto entre las razones personales y las razones políticas se producen en un mismo plano. He ahí la sabiduría trágica ante la fragilidad de la democracia.