{"title":"INTELIGENCIAS MÚLTIPLES","authors":"Eduardo Galeano","doi":"10.2307/j.ctvb4bt8z.9","DOIUrl":null,"url":null,"abstract":"Las personas no nacen siendo inteligentes. Vienen al mundo con distintas potencialidades. Su inteligencia es consecuencia de lo que hay de disponible en la cultura, el grado de motivación personal que tienen y la calidad de la enseñanza. En el año 1900 en París, Alfred Binet diseñó el “Tets de inteligencia”. A partir de allí la inteligencia pasó a ser cuantificable a través del denominado “Coeficiente intelectual”. Actualmente, de las investigaciones cognitivas surge un enfoque de la mente radicalmente distinto. Se trata de una visión pluralista de la mente, que reconoce muchas facetas distintas de cognición que tiene en cuenta que las personas tienen diferentes potenciales cognitivos y que contrasta diversos estilos cognitivos. Según Howard Gardner, cada persona no tiene un sólo tipo de inteligencia sino ocho o nueve diferentes y además, cada persona posee una combinación única. Desde la perspectiva de la teoría de las Inteligencias Múltiples, llamamos ‘inteligencias’ al conjunto de habilidades, talentos o capacidades mentales necesarias para resolver problemas o para elaborar productos que son de importancia en un contexto cultural o en una comunidad determinada. La capacidad para resolver problemas permite abordar una situación en la cual se persigue un objetivo, así como determinar el camino adecuado que conduce a dicho objetivo. La creación de un producto cultural es crucial en funciones como la adquisición y la transmisión del conocimiento o la expresión de las propias opiniones o sentimientos. Todos los individuos normales poseen cada una de estas capacidades en un cierto grado; los individuos difieren en el grado de capacidad y en la naturaleza de combinación de estas capacidades. Creemos que esta teoría de la inteligencia refleja de forma más adecuada los datos de la conducta humana ‘inteligente’. La teoría de las Inteligencias Múltiples se organiza a la luz de los orígenes biológicos de cada capacidad para resolver problemas. Es así, como cada inteligencia se activa o se ‘dispara’ a partir de ciertos tipos de información presentada de forma interna o externa. Los estudiantes poseen diferentes mentalidades y por ello, aprenden, memorizan, realizan y comprenden de modos diferentes. Existen diferentes investigaciones que demuestran que algunas personas adoptan una aproximación primordialmente lingüística al aprendizaje, mientras que otras prefieren un rumbo espacial o cuantitativo. Algunos estudiantes obtienen mejores resultados cuando se les pide que manejen símbolos de clases diversas, mientras que otros están mejor capacitados para desplegar su comprensión mediante demostraciones prácticas o a través de interacciones con otros individuos. Estas diferencias desafían un sistema educativo que supone que todo el mundo puede aprender las mismas materias del mismo modo y que basta con una medida uniforme y universal para poner a prueba el aprendizaje del estudiante. El tener en cuenta el perfil cognitivo de cada estudiante conlleva a una visión de la escuela centrada en el individuo, pues no todos los individuos tienen los mismos intereses, no todos aprenden de la misma manera y por otra parte, nadie puede aprenderlo todo, es necesario hacer elecciones informadas. Según Gardner, para que esta postura se lleve adelante, es necesario que los educadores sean ‘especialistas evaluadores’ para poder observar las habilidades espaciales, personales, etc. Y no sólo las lógico-matemáticas y lingüísticas. Además, que puedan ajustar el perfil de los alumnos con los contenidos curriculares, como así también con las oportunidades de aprendizaje existentes en toda la comunidad. “El mundo es montón de gente, un mar de fueguitos. Cada persona brilla con luz propia entre todas las demás . No hay dos fuegos iguales. Hay fuegos grandes y fuegos chicos y fuegos de todos los colores. Hay gente de fuego sereno, que ni se entera del viento, y gente de fuego loco, que llena el aire de chispas. Algunos fuegos, fuegos bobos, no alumbran ni queman; pero otros arden la vida con tatas ganas que no se puede mirarlos sin parpadear, y quien se acerca, se enciende”.","PeriodicalId":151304,"journal":{"name":"Educación y administración en un mundo globalizado","volume":"53 1","pages":"0"},"PeriodicalIF":0.0000,"publicationDate":"2020-07-10","publicationTypes":"Journal Article","fieldsOfStudy":null,"isOpenAccess":false,"openAccessPdf":"","citationCount":"0","resultStr":null,"platform":"Semanticscholar","paperid":null,"PeriodicalName":"Educación y administración en un mundo globalizado","FirstCategoryId":"1085","ListUrlMain":"https://doi.org/10.2307/j.ctvb4bt8z.9","RegionNum":0,"RegionCategory":null,"ArticlePicture":[],"TitleCN":null,"AbstractTextCN":null,"PMCID":null,"EPubDate":"","PubModel":"","JCR":"","JCRName":"","Score":null,"Total":0}
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Abstract
Las personas no nacen siendo inteligentes. Vienen al mundo con distintas potencialidades. Su inteligencia es consecuencia de lo que hay de disponible en la cultura, el grado de motivación personal que tienen y la calidad de la enseñanza. En el año 1900 en París, Alfred Binet diseñó el “Tets de inteligencia”. A partir de allí la inteligencia pasó a ser cuantificable a través del denominado “Coeficiente intelectual”. Actualmente, de las investigaciones cognitivas surge un enfoque de la mente radicalmente distinto. Se trata de una visión pluralista de la mente, que reconoce muchas facetas distintas de cognición que tiene en cuenta que las personas tienen diferentes potenciales cognitivos y que contrasta diversos estilos cognitivos. Según Howard Gardner, cada persona no tiene un sólo tipo de inteligencia sino ocho o nueve diferentes y además, cada persona posee una combinación única. Desde la perspectiva de la teoría de las Inteligencias Múltiples, llamamos ‘inteligencias’ al conjunto de habilidades, talentos o capacidades mentales necesarias para resolver problemas o para elaborar productos que son de importancia en un contexto cultural o en una comunidad determinada. La capacidad para resolver problemas permite abordar una situación en la cual se persigue un objetivo, así como determinar el camino adecuado que conduce a dicho objetivo. La creación de un producto cultural es crucial en funciones como la adquisición y la transmisión del conocimiento o la expresión de las propias opiniones o sentimientos. Todos los individuos normales poseen cada una de estas capacidades en un cierto grado; los individuos difieren en el grado de capacidad y en la naturaleza de combinación de estas capacidades. Creemos que esta teoría de la inteligencia refleja de forma más adecuada los datos de la conducta humana ‘inteligente’. La teoría de las Inteligencias Múltiples se organiza a la luz de los orígenes biológicos de cada capacidad para resolver problemas. Es así, como cada inteligencia se activa o se ‘dispara’ a partir de ciertos tipos de información presentada de forma interna o externa. Los estudiantes poseen diferentes mentalidades y por ello, aprenden, memorizan, realizan y comprenden de modos diferentes. Existen diferentes investigaciones que demuestran que algunas personas adoptan una aproximación primordialmente lingüística al aprendizaje, mientras que otras prefieren un rumbo espacial o cuantitativo. Algunos estudiantes obtienen mejores resultados cuando se les pide que manejen símbolos de clases diversas, mientras que otros están mejor capacitados para desplegar su comprensión mediante demostraciones prácticas o a través de interacciones con otros individuos. Estas diferencias desafían un sistema educativo que supone que todo el mundo puede aprender las mismas materias del mismo modo y que basta con una medida uniforme y universal para poner a prueba el aprendizaje del estudiante. El tener en cuenta el perfil cognitivo de cada estudiante conlleva a una visión de la escuela centrada en el individuo, pues no todos los individuos tienen los mismos intereses, no todos aprenden de la misma manera y por otra parte, nadie puede aprenderlo todo, es necesario hacer elecciones informadas. Según Gardner, para que esta postura se lleve adelante, es necesario que los educadores sean ‘especialistas evaluadores’ para poder observar las habilidades espaciales, personales, etc. Y no sólo las lógico-matemáticas y lingüísticas. Además, que puedan ajustar el perfil de los alumnos con los contenidos curriculares, como así también con las oportunidades de aprendizaje existentes en toda la comunidad. “El mundo es montón de gente, un mar de fueguitos. Cada persona brilla con luz propia entre todas las demás . No hay dos fuegos iguales. Hay fuegos grandes y fuegos chicos y fuegos de todos los colores. Hay gente de fuego sereno, que ni se entera del viento, y gente de fuego loco, que llena el aire de chispas. Algunos fuegos, fuegos bobos, no alumbran ni queman; pero otros arden la vida con tatas ganas que no se puede mirarlos sin parpadear, y quien se acerca, se enciende”.