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Abstract
Las infecciones transmitidas por garrapatas aparecen por todo el mundo y son bien conocidas desde hace más de 100 años. Algunas enfermedades transmitidas por garrapatas son muy comunes mientras que otras son extremadamente raras. Las técnicas genéticas moleculares modernas (y la mayor disponibilidad de la reacción en cadena de la polimerasa) han llevado al descubrimiento y la clasificación de nuevos agentes patógenos, especialmente del orden de los Rickettsiales. En esta revisión se abordan los agentes víricos, bacterianos y protozoarios que pueden causar enfermedades humanas. La mayoría de las picaduras de garrapatas y, en consecuencia, las enfermedades transmitidas por garrapatas, aparecen durante el periodo más cálido del año. Con respecto a los reservorios naturales, existe una fuerte variación geográfica entre diferentes enfermedades transmitidas por garrapatas. La historia de una picadura de garrapata no siempre es confiable, debido a que dicha picadura puede pasar inadvertida. Las enfermedades más corrientes son la borreliosis de Lyme y la encefalitis transmitida por garrapatas, causada por un falvivirus. Lo más frecuente es que las infecciones víricas presenten signos neurológicos de encefalitis, mientras que las infecciones rickettsiales se caracterizan por fiebre (bifásica), síntomas sistémicos de infección y, a menudo, erupción con petequias. Algunas de las enfermedades transmitidas por garrapatas son evitables por inmunización, como la encefalitis transmitida por garrapatas. Las infecciones cuyo origen no es vírico deben ser tratadas precozmente con antibióticos, predominantemente después de la sospecha clínica, con objeto de obtener un resultado satisfactorio. Bien sea debido a la virulencia del patógeno, la falta de utilización de medidas preventivas o a causa del retraso en el diagnóstico y el tratamiento, las tasas de mortalidad pueden variar; sin embargo, las infecciones transmitidas por garrapatas todavía siguen costando vidas.