G. Chanques , M. Capdevila , L. Degravi , C. Monet , Y. Aarab , S. Jaber
{"title":"成人重症监护(复苏)患者的镇痛和镇静","authors":"G. Chanques , M. Capdevila , L. Degravi , C. Monet , Y. Aarab , S. Jaber","doi":"10.1016/S1280-4703(21)45951-7","DOIUrl":null,"url":null,"abstract":"<div><p>Las prácticas de sedación en reanimación han evolucionado durante los últimos 20 años hacia una racionalización de su administración lo más próxima posible a las necesidades del paciente. El dolor se evalúa y trata de forma prioritaria y distinta del nivel de la somnolencia; en adelante, se hablará de «analgesia-sedación» (AS). Las indicaciones de analgesia-sedación deben considerarse varias veces al día, con el objetivo de reducir su profundidad y duración al mínimo requerido para un paciente y una situación clínica determinados. La AS profunda o prolongada se asocia con un exceso de morbilidad y mortalidad, incluidas secuelas cognitivas, psicológicas y neuromusculares (disfunción diafragmática, neuromiopatía de reanimación). Existen varias concepciones de administración que previenen la AS excesiva y sus complicaciones. Para evitar la sobredosis y las infradosificaciones de los fármacos, la AS debe guiarse por la evaluación repetida del nivel de dolor y del nivel de consciencia (nivel de sedación, nivel de agitación), utilizando escalas clínicas validadas. Dependiendo de la formación y experiencia del personal sanitario, y en colaboración con el equipo médico, el equipo de enfermería puede utilizar un algoritmo de administración para adaptar la AS en tiempo real a las necesidades de cada paciente. Se deben prescribir niveles específicos de AS para cada paciente después de una discusión colectiva entre el equipo médico y paramédico. La AS profunda debe reservarse sólo para ciertos pacientes (síndrome de dificultad respiratoria aguda grave, hipertensión intracraneal, en la fase inicial del tratamiento). En caso de asincronía paciente/ventilador, el refuerzo de la AS sólo debe realizarse después de optimizar los ajustes ventilatorios, favoreciendo el concepto de adaptación del ventilador al paciente y no al revés. Estas prácticas recomendadas de AS deben integrarse en el tratamiento global de los trastornos neurológicos (confusión mental, neuromiopatía) y psicológicos (ansiedad, depresión), incluida la rehabilitación con movilización activa temprana y la mejora multimodal y multidisciplinaria de la calidad de vida en cuidados intensivos, que involucre a los familiares del paciente.</p></div>","PeriodicalId":100409,"journal":{"name":"EMC - Anestesia-Reanimación","volume":"48 1","pages":"Pages 1-15"},"PeriodicalIF":0.0000,"publicationDate":"2022-02-01","publicationTypes":"Journal Article","fieldsOfStudy":null,"isOpenAccess":false,"openAccessPdf":"","citationCount":"0","resultStr":"{\"title\":\"Analgesia y sedación en cuidados intensivos (reanimación) en el paciente adulto\",\"authors\":\"G. Chanques , M. Capdevila , L. Degravi , C. Monet , Y. Aarab , S. 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Analgesia y sedación en cuidados intensivos (reanimación) en el paciente adulto
Las prácticas de sedación en reanimación han evolucionado durante los últimos 20 años hacia una racionalización de su administración lo más próxima posible a las necesidades del paciente. El dolor se evalúa y trata de forma prioritaria y distinta del nivel de la somnolencia; en adelante, se hablará de «analgesia-sedación» (AS). Las indicaciones de analgesia-sedación deben considerarse varias veces al día, con el objetivo de reducir su profundidad y duración al mínimo requerido para un paciente y una situación clínica determinados. La AS profunda o prolongada se asocia con un exceso de morbilidad y mortalidad, incluidas secuelas cognitivas, psicológicas y neuromusculares (disfunción diafragmática, neuromiopatía de reanimación). Existen varias concepciones de administración que previenen la AS excesiva y sus complicaciones. Para evitar la sobredosis y las infradosificaciones de los fármacos, la AS debe guiarse por la evaluación repetida del nivel de dolor y del nivel de consciencia (nivel de sedación, nivel de agitación), utilizando escalas clínicas validadas. Dependiendo de la formación y experiencia del personal sanitario, y en colaboración con el equipo médico, el equipo de enfermería puede utilizar un algoritmo de administración para adaptar la AS en tiempo real a las necesidades de cada paciente. Se deben prescribir niveles específicos de AS para cada paciente después de una discusión colectiva entre el equipo médico y paramédico. La AS profunda debe reservarse sólo para ciertos pacientes (síndrome de dificultad respiratoria aguda grave, hipertensión intracraneal, en la fase inicial del tratamiento). En caso de asincronía paciente/ventilador, el refuerzo de la AS sólo debe realizarse después de optimizar los ajustes ventilatorios, favoreciendo el concepto de adaptación del ventilador al paciente y no al revés. Estas prácticas recomendadas de AS deben integrarse en el tratamiento global de los trastornos neurológicos (confusión mental, neuromiopatía) y psicológicos (ansiedad, depresión), incluida la rehabilitación con movilización activa temprana y la mejora multimodal y multidisciplinaria de la calidad de vida en cuidados intensivos, que involucre a los familiares del paciente.