{"title":"Secreciones sudorípara y sebácea","authors":"A. Aubert-Pouëssel","doi":"10.1016/S1761-2896(24)50023-1","DOIUrl":null,"url":null,"abstract":"<div><div>Las glándulas sudoríparas y sebáceas forman parte de los anexos de la piel y desempeñan un papel importante en el mantenimiento de la homeostasis epidérmica. Existen dos tipos de glándulas sudoríparas: ecrinas y apocrinas. Se diferencian en su histofisiología, número, localización y función. Además de su papel bien establecido en la termorregulación, algunas tienen funciones inmunomoduladoras, antimicrobianas o excretoras. El sudor secretado es un líquido acuoso inodoro e hipotónico cuya composición difiere según sea de origen ecrino o apocrino. Pueden aparecer trastornos funcionales de la producción de sudor, y su evaluación cualitativa y cuantitativa se determina mediante pruebas no invasivas. Pueden utilizarse diversos métodos para distinguir de forma objetiva las zonas cutáneas hiper, hipo o anhidróticas, así como para comparar la actividad de las glándulas sudoríparas. Las glándulas sebáceas se encuentran por todo el cuerpo y forman parte de los folículos pilosebáceos. Se identifican tres tipos de folículos pilosebáceos, en función del volumen de la glándula sebácea y del tamaño del pelo. Los sebocitos que componen la glándula sebácea sufren un proceso de maduración seguido de muerte celular, lo que da lugar a la secreción holocrina de sebo. El sebo es rico en triglicéridos, ésteres de cera, esteroles y escualeno, y tiene muchas funciones, como barrera cutánea, hidratación, actividad antibacteriana, antioxidante e inmunitaria. Las alteraciones de su producción y composición pueden provocar trastornos cutáneos como acné, xerosis y alopecia.</div></div>","PeriodicalId":100420,"journal":{"name":"EMC - Dermatología","volume":"59 1","pages":"Pages 1-9"},"PeriodicalIF":0.0000,"publicationDate":"2025-02-19","publicationTypes":"Journal Article","fieldsOfStudy":null,"isOpenAccess":false,"openAccessPdf":"","citationCount":"0","resultStr":null,"platform":"Semanticscholar","paperid":null,"PeriodicalName":"EMC - Dermatología","FirstCategoryId":"1085","ListUrlMain":"https://www.sciencedirect.com/science/article/pii/S1761289624500231","RegionNum":0,"RegionCategory":null,"ArticlePicture":[],"TitleCN":null,"AbstractTextCN":null,"PMCID":null,"EPubDate":"","PubModel":"","JCR":"","JCRName":"","Score":null,"Total":0}
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Abstract
Las glándulas sudoríparas y sebáceas forman parte de los anexos de la piel y desempeñan un papel importante en el mantenimiento de la homeostasis epidérmica. Existen dos tipos de glándulas sudoríparas: ecrinas y apocrinas. Se diferencian en su histofisiología, número, localización y función. Además de su papel bien establecido en la termorregulación, algunas tienen funciones inmunomoduladoras, antimicrobianas o excretoras. El sudor secretado es un líquido acuoso inodoro e hipotónico cuya composición difiere según sea de origen ecrino o apocrino. Pueden aparecer trastornos funcionales de la producción de sudor, y su evaluación cualitativa y cuantitativa se determina mediante pruebas no invasivas. Pueden utilizarse diversos métodos para distinguir de forma objetiva las zonas cutáneas hiper, hipo o anhidróticas, así como para comparar la actividad de las glándulas sudoríparas. Las glándulas sebáceas se encuentran por todo el cuerpo y forman parte de los folículos pilosebáceos. Se identifican tres tipos de folículos pilosebáceos, en función del volumen de la glándula sebácea y del tamaño del pelo. Los sebocitos que componen la glándula sebácea sufren un proceso de maduración seguido de muerte celular, lo que da lugar a la secreción holocrina de sebo. El sebo es rico en triglicéridos, ésteres de cera, esteroles y escualeno, y tiene muchas funciones, como barrera cutánea, hidratación, actividad antibacteriana, antioxidante e inmunitaria. Las alteraciones de su producción y composición pueden provocar trastornos cutáneos como acné, xerosis y alopecia.